El naufragio del submarino o cuando las emociones nos inundan. 6 pasos para evitarlo

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Un día visité un submarino por dentro. Fue bastante impactante ya que se explicaban las circunstancias extremadamente duras que suponía estar en un lugar como ese. Sin embargo, hubo un aspecto que, en ese momento, no me pareció muy relevante pero con el tiempo he vuelto a recordar. Se trata que los submarinos están organizados en compartimentos que se pueden cerrar y aislar del resto de la nave. La idea es que si hay una fuga de agua que no se puede reparar entonces cierran la parte afectada y sólo se inunda esa parte de la nave  salvaguardando el resto y así evitan que se hunda.

Alguno de vosotros supongo que se preguntará porqué explico este tipo de cosas en un blog como este. Me explico. Todos experimentamos sentimientos que aparecen cuando nuestras necesidades no están satisfechas: la rabia, la tristeza, la preocupación, el miedo,…En otras ocasiones ya he explicado que desde la CNV (Comunicación No Violenta) preferimos no dar juicios de valor sobre los sentimientos y no se clasifican en sentimientos buenos o malos porque todos son legítimos.

Pues bien, la cuestión es que en ocasiones, un acontecimiento en nuestra vida nos produce un sentimiento que invade por  completo nuestro ser y, por lo tanto, influye en cómo vemos el resto de nuestra vida. Es como si se produjera una vía de agua en un submarino que no tuviera compartimentos estancos. El agua va llenando la totalidad de la nave hasta que al final se hunde. ¿Porqué no tomar la solución que los ingenieros aplican al diseño de los submarinos?

Indaguemos si es posible hacer algo parecido. Supongamos que experimentamos un sentimiento que aparece cuando nuestras necesidades no están satisfechas. Lo primero que podemos hacer es comprobar si el acontecimiento puntual está afectando a los demás ámbitos de nuestra vida y hasta qué punto lo está haciendo. Para ello identifiquemos los juicios (¿Sabemos diferenciar hechos de juicios/opiniones?) que hacemos respecto a nosotros y respecto a las circunstancias y sigamos los siguientes pasos:

Primero. De la lista de juicios que hayamos identificado seleccionemos el que creamos que sea el más importante. Pongamos un ejemplo y supongamos que de la lista he seleccionado lo siguiente «Todo me sale mal. Soy un desastre»

Segundo. ¿Cuales son las posibilidades que nos abre y cuales son las que nos cierra el tener esa opinión/juicio? En nuestro ejemplo me cierro a posibilidades futuras de hacerlo bien.

Tercero. ¿Cuales son los estándares que utilizo para emitir ese juicio? Es decir, en qué me baso para decir que «Todo me sale mal». Investiga qué nivel de incompetencia supone que todo salga mal y mira si lo estás aplicando correctamente.

Cuarto. ¿Cuales son los hechos observables que me permiten emitir ese juicio sobre mi? Haz una lista y valórala en su conjunto. Aquí no valen opiniones, sólo hechos absolutamente comprobables. Quizás cuando veas la lista pienses que no haya para tanto…

Quinto.  Dominio de observación. Me gustaría saber si el juicio es igual de válido en todos los ámbitos. Puede que deje de «ser un desastre» cuando miro en otros aspectos de mi vida y reconozco que soy hábil en muchos otros ámbitos.

Sexto. ¿Ese mismo comportamiento se podría calificar de forma contraria? Es decir, los hechos que te han llevado a emitir ese juicio, si los hubiera hecho otra persona, se podrían calificar de otra forma? Pudiera ser que seamos más «severos» con nosotros mismos que con los demás y si fuera otra persona podrías pensar algo como:  «Se ha despistado pero creo que puede hacerlo…»

Es muy probable que después de haber realizado este trabajo haya cambiado en algo tu juicio. Quizás te hayas dado cuenta que no estaba bien fundamentado. Y también que hay alguna cosa que podrías mejorar.

Vamos, que has conseguido cerrar un compartimento de tu submarino. Así, la vía de agua no lo ha  inundado del todo, con lo que podrás llegar a puerto con la tranquilidad suficiente para hacer las reparaciones que necesites y así podrás continuar tu viaje navegando por la vida con confianza.

¡Buen Viaje!

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