Los sentimientos y «matar al mensajero».

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El origen de la expresión «matar al mensajero» se remonta a la Antigüedad, ya que en aquella época se exponían a perder la vida cuando llevaban malas noticias a los poderosos. En la Edad Media era costumbre azotar al mensajero portador de malas noticias, aunque ya no se le daba muerte. Vaya progreso, ¿eh? Supongo que el sindicato de los mensajeros no debía estar muy organizado….

En fin, hoy en día «matar al mensajero» no pasa de ser una frase hecha, pero alguna cosa debe quedar porque todos tenemos cierta tendencia a culpabilizar a otros o a las circunstancias de las cosas malas que nos pasan. Es una forma de sacudirnos de encima la responsabilidad ( link a artículo: Estímulo y reacción). A estas alturas de la entrada  quizás te estés preguntando qué tiene que ver la expresión «matar al mensajero» con el mundo de las emociones y los sentimientos. Permíteme que te lo explique.

En mi opinión, los sentimientos, tanto los que nos gustan como los que no, son simples mensajeros. Así, podemos tener sentimientos «agradables» como por ejemplo podemos estar interesados, esntusiasmados, inspirados, eufóricos, esperanzados, confiados, tranquilos, … cuando nuestras necesidades de relación, de libertad, de seguridad, de descanso, de identidad, de participación, u otra necesidad universal cualquiera está satisfecha. Por el contrario, podemos tener setimientos desagradables como por ejemplo, podemos estar desconectados, confundidos, irritados, tristes, enfadados, con miedo, inquietos, fatigados, vulnerables, … o cualquier otro sentimiento, cuando una o varias de las necesidades universales que os he mencionado no están satisfechas.

Así que los sentimientos que llamamos «agradables», son un mensajero que nos dice que hay una o varias necesidades universales que están satisfechas. Y también, los sentimientos «desagradables» son igualmente mensajeros, pero esta vez, las noticias que nos traen es que hay necesidades no satisfechas. Gracias a que nos aportan esta información tan valiosa podemos emprender acciones para poder cambiar esa realidad que no es satisfactoria o para mantener la satisfactoria. Así crecemos y nos desarrollamos como seres humanos.

Entonces, ¿qué es lo que puede pasar cuando tienes un sentimiento que no es agradable y lo ignoras o tratas de anularlo? Si estamos de acuerdo que los sentimientos son portadores de un mensaje valioso, ¿no te parece que al ignorarlo  porque es desagradable lo que estás haciendo es algo parecido a «matar al mensajero»? Es por esto que he puesto en comillas la palabra agradable o desagradable para calificarlos. Si los etiquetas y dices que hay sentimientos buenos y malos es muy probable que tiendas a ignorar los segundos porque hay una parte de tí que quiere cuidarte y evitarte lo desagradable. 

Conclusión

En definitiva, lo que te propongo es que trates a los sentimientos como mensajeros que te traen mensajes muy valiosos. Así que, al igual que los mensajeros no son buenos ni malos en función del mensaje que traen, los sentimientos no son buenos ni malos, porque siempre llevan un mensaje que puedes aprovechar. Por lo tanto creo que es mas útil dejar de clasificarlos y permitir que sean simplemente eso, mensajeros. Así podremos escuchar aquello que nos traen.

Por lo tanto, cuando te sientas confundido, irritado, triste, enfadado, inquieto, fatigado, tenso,… prueba de aceptar ese sentimiento. Déjalo entrar en tu casa, a pesar de que su aspecto sea desagradable, o incluso a pesar que te produzca miedo. Porque, si a pesar de ello, le das cobijo y le tratas con atención, sin juzgarlo, entonces es muy probable que te entregue el mensaje valioso que ha traído para tí: hay una o varias necesidades universales que no están satisfechas. Así podrás emprender acciones para cambiar esa realidad que no es satisfactoria.

Para acabar decirte que pudiera ser que descubras que, a pesar de acoger el sentimiento para encontrar la necesidad no satisfecha, no haya ninguna acción que esté a tu alcance para tratar de satisfacerla. Incluso en este caso, si le das cobijo y la aceptas de forma incondicional es posible que notes algo muy curioso: que su aspecto se vaya transformando gradualmente en algo que ya no te repela y que te proporcione serenidad. El sentimiento es el mismo pero diferente a la vez.

Por ejemplo, supón que estás triste  por una pérdida que no puedes reparar. Si acoges la tristeza, te darás cuenta que sigues estando triste, pero es una tristeza que progresivamente se irá volviendo serena. Y desde ahí el mundo se ve de otra forma y por lo tanto se abren nuevas posibilidades. En cambio, si cuando llama a tu puerta no la dejas entrar, te perderás ese mensaje que podría enriquecer tu vida y continuará rondando tu casa, llamándote de vez en cuando, tratando de llevar a cabo su misión.

¡Buen viaje!

 

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