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La necesidad de control es un tema recurrente, tanto en el ámbito de las organizaciones como a nivel personal. La primera pregunta que me viene es ¿para qué controlo? porque estoy seguro que, si quiero controlar, necesariamente hay algo valioso en ello. Por otra parte, la necesidad de control tiene efectos no deseados, lo cual nos lleva muchas veces al dilema sobre si hay que controlar o es mejor dejarse llevar. Así que, en este artículo vamos a ver en qué consiste el control, para qué lo hacemos y cuáles son sus efectos secundarios. Finalmente trataremos de encontrar estrategias que nos aporten los beneficios del control evitando sus inconvenientes. ¿Me acompañas?

¿Qué es el control?

Lo primero de todo es ponernos de acuerdo sobre lo que significa el control. Si buscas en el diccionario de la RAE puedes encontrar lo siguiente:

control.

  1. m. Comprobación, inspección, fiscalización, intervención.RAE
  2. m. Dominio, mando, preponderancia.RAE
  3. m. Oficina, despacho, dependencia, etc., donde se controla.
  4. m.puesto de control.
  5. m. Regulación, manual o automática, sobre un sistema.
  6. m.testigo (‖ muestra).
  7. m. Mec. Mando o dispositivo de regulación.
  8. m. Mec. Tablero o panel donde se encuentran los mandos.

Las diferentes acepciones de la palabra control llevan asociada la idea de dominio, es decir, que si controlo algo significa que lo domino. Así que el tema es que, si tengo una tendencia al control, intentaré aplicar el control hacia todo.

En mi caso, cuando pienso en el control y lo aplico a la vida en general, pienso en proyectarme hacia el futuro para prever y pensar en aquello que podría suponer una dificultad en mi objetivo vital de ser feliz. Así que, si preveo alguna cosa que va a suponer una dificultad, hago cosas que van a hacer que esa dificultad, o no se presente o sea más fácil superarla. Es un ejercicio de preparar el terreno para que el camino sea más fácil.

Por otra parte, cuando pienso en controlar también me imagino la acción de chequear aquello que he previsto en un determinado plan. Es una forma de asegurarme que está discurriendo conforme lo previsto y que también podré tomar acciones si me desvío del objetivo marcado. ¿Tú has pensado en alguna otra cosa?

El mensaje valioso que se esconde tras la necesidad control

Hay una pregunta que nos puede ayudar a indagar sobre esto: ¿Para qué necesito controlar? Fíjate que he dicho para qué y no porqué y trata de responder a esta pregunta antes de continuar leyendo…

Si quieres yo te doy mi respuesta. Ya hemos visto que la necesidad de control está asociada a la necesidad de dominio sobre algo. Así que, si necesito controlar mi vida significa que necesito tener dominio sobre ella. Bien, ya hemos averiguado una primera cosa sobre el control: responde a una cierta necesidad de dirección.

Otra idea que me viene a la cabeza es cuando pienso en el futuro y eso me provoca incomodidad, ya sea porque ahora estoy en un lugar seguro y el futuro podría ser una amenaza a esa seguridad, o simplemente por el hecho que el futuro es un lugar desconocido. Quizás he aprendido a tener miedo de las cosas desconocidas pero es eso lo que me pasa. Así que mi necesidad de control es una respuesta a ese miedo que me impulsa a hacer cosas en previsión de lo que pueda pasar. Es como si viajara hacia el futuro para hacer ese camino. De esa forma me adelanto a las dificultades y así me preparo para que pueda afrontar las posibles dificultades con más garantías de éxito. De esta forma disminuyo, o creo disminuir, mi ansiedad respecto a un futuro incierto.

Con lo visto hasta ahora, quisiera hacer una búsqueda de cuáles son las cosas que me faltan y son esenciales para mi, que hacen que me mueva hacia querer controlar.

La primera consideración es que me falta confianza respecto a dos cosas: a lo que me va a deparar el futuro y respecto a mi mismo en referencia a si voy a ser capaz de responder de forma eficaz a las circunstancias desconocidas. Eso significa que no puedo aceptar y por lo tanto me resisto a la idea de la imprevisibilidad respecto de futuro y de mi mismo.

Si lo miramos de otra forma, la falta de confianza me provoca miedo. Lo opuesto al miedo es el amor, así que lo que estoy necesitando es poder amar lo que no estoy aceptando: el futuro y a mi posible incapacidad para responder a lo desconocido.

También hemos visto que la necesidad de control me lleva a preparar cosas que en el futuro me ayudarán a conseguir mis objetivos. Así que con el control satisfago también mi necesidad de eficacia: el control aumenta las posibilidades de éxito de mi objetivo.

En resumen, tras la necesidad de control hay un deseo de dirección, de confianza, lo cual me ha llevado a la necesidad de aceptación del futuro como un lugar no conocido, aceptación de mi mismo como alguien de quien no tengo garantías que va a responder de forma eficaz ante lo desconocido. También hemos visto que el control responde también a una necesidad de eficacia. A mi me parecen grandes descubrimientos. ¿Has encontrado alguno diferente a estos? Ya sabes que aquí no hay respuestas correctas e incorrectas…

¿Cuáles podrían ser los inconvenientes del control?

Ahora que sabemos lo que busca satisfacer el control es hora de indagar sobre los efectos no deseados que puede tener el control. Una primera ventaja que se me ocurre es que el control me aleja de la flexibilidad, la sorpresa y la creatividad. Me explico, si todo está previsto y programado de antemano entonces no hay lugar para nada más, así que me pierdo todas aquellas cosas que podrían surgir en el proceso y que son imposibles de saber cuando uno empieza.

Otra desventaja es que tengo la sensación que el control me quita libertad. Es como si las murallas y armaduras que construyo para protegerme y para hacer más predecible el futuro luego se convierten en algo rígido que me limita la libertad.

Si fuera un fabricante de vehículos que busca construir coches con una calidad determinada ya me parece bien tener procesos controlados que me permitan predecir que los vehículos que construya van a tener la calidad que deseo conseguir. Ahora bien, me pregunto cuantas cosas en mi vida se parecen a procesos industriales que buscan obtener productos a una calidad determinada. ¿Y si la vida tuviera cosas para mí que soy incapaz de ver?

Así que, cuando quiero tenerlo todo controlado y no dejo ningún espacio a lo imprevisto entonces no puedo enriquecerme con lo que pudiera surgir. Es como si obsesionarme con algo concreto me pudiera ver algo mucho mejor. Esto me recuerda inventos y descubrimientos  célebres que llegaron cuando se buscaba otra cosa. Por ejemplo, el descubrimiento de América si hizo cuando se buscaba llegar a la India, el famoso Post-it se inventó a causa de un pegamento defectuoso, la penicilina por unos cultivos que se arruinaron por el moho,…

Otro asunto que me inquieta es que la necesidad de control no tenga límites. ¿Lo tengo suficientemente controlado? ¿Podría prever alguna cosa que todavía no he tenido en cuenta? Así que ¿Podré alcanzar en algún momento la tranquilidad que ya lo he previsto todo y que no se me escapa nada? Me temo que no.

Ahora te invito que pienses los inconvenientes que tiene para ti el control. ¿Hay algo que encuentres a faltar o te sobre en todo lo expuesto? Porque, al final, lo realmente útil es lo que a ti te pase con el control y no lo que digan los demás sobre eso …

Lo que me gustaría conseguir

Bien, hasta ahora hemos visto juntos las necesidades que busca satisfacer el control y cuáles son sus efectos colaterales no deseados. Así que lo que me gustaría conseguir es una estrategia que satisfaga las necesidades que busca el control evitando sus consecuencias no deseadas.

En definitiva, lo que busco es alguna forma de satisfacer mi necesidad de dirección,  de confianza, que me ha llevado a la necesidad de aceptación de mi mismo y del futuro como un lugar imprevisible. También hemos visto que el control busca eficacia. Todo esto es lo que he indagado que busca la necesidad de control.

Por otra parte también quiero que haya flexibilidad, fluidez y libertad para estar abierto a maneras no previstas de alcanzar mis objetivos. Esto es lo que perdía cuando había control.

¿Es posible encontrar un lugar donde se satisfagan todas estas necesidades a la vez? Yo creo que sí.

Los principios para construir la solución

Para poder encontrar este lugar convendría recorrer el camino de la aceptación, así que vamos a hacerlo.

Aceptación de nuestra vulnerabilidad

En este enunciado utilizo dos palabras que tienen mucho contenido para mi. La primera es aceptar y me refiero a una actitud hacia lo que es, dejando a un lado los juicios y pensamientos acerca de lo que nos está ocurriendo. (Recuerda que no es lo mismo aceptar que rendirse: ¿Sabes la diferencia entre aceptar y rendirse?)

Por otra parte cuando digo vulnerabilidad me refiero a que, como seres humanos tenemos necesidades fisiológicas, de seguridad, de afecto y conexión, de trascendernos, etc, lo cual nos hace vulnerables. No es lo mismo ser vulnerable que ser débil

Así que, aceptar mi vulnerabilidad implica decir sí, sin dramatismo ni resistencias, a que yo no lo sé todo, que yo no lo puedo controlar todo. Es lo que tiene ser humano… (ahora estaba pensando en los superhéroes de la MARVEL, pero ni siquiera ellos, con sus súper poderes, pueden hacerlo ni controlarlo todo…)

Esto, que es una evidencia, es fácil de entender pero no es tan fácil llevarlo a la práctica, simplemente porque no somos capaces de aceptar esta cruda realidad. Ya sé que te gustaría poderlo controlar todo, pero es imposible, lo siento. ¿Puedes aceptar esta evidencia?

Esta es una de las claves del asunto, así que te invito a que te quedes el tiempo que necesites en la incomodidad que supone esto, hasta que puedas aceptar con tristeza pero, al mismo tiempo, con serenidad que eres un ser humano, vulnerable y que es imposible que lo llegues a controlar todo. De la conciencia de mi vulnerabilidad es de donde surge precisamente mi fortaleza.

La confianza

El otro principio sobre el que quiero hablarte es el de la confianza porque entiendo que si quiero controlar es porque no confío. En el artículo (El poder de la confianza) te explico cuales son las tres dimensiones de la confianza (sinceridad, competencia y credibilidad). Me centraré en el de la competencia que tiene que ver con mi capacidad para resolver una situación no conocida.

Efectivamente, la falta de confianza surge de la idea que no voy a tener los recursos suficientes para resolver la situación, lo cual me lleva a la idea de querer controlarlo todo. El problema de esta planteamiento es que me pone en un lugar imposible de resolver porque precisamente, lo que tiene una situación no conocida es que es nueva, lo cual implica que es imposible que sepa con anterioridad si voy a saber solventarla. Pretender saberlo es como pretender tener la habilidad de conocer el futuro. Yo no conozco a nadie que tenga esa habilidad, ¿y tú?

En resumen, otra vez aparece la palabra aceptación. ¿Soy capaz de aceptar que es imposible saber de antemano si voy a ser capaz de resolver una situación imprevista? Responde a esa pregunta de forma completamente honesta. Si tu respuesta es negativa, te invito otra vez a que te quedes con la incomodidad que supone eso hasta que el que el rechazo a esa idea se convierta en una tristeza serena, lo cual es indicativo que ya lo has aceptado.

Conclusiones

La falsa ilusión del control

Con esto me refiero a que el control me acerca a la utopía que voy a poder controlarlo todo y que así voy a eliminar la angustia de la incertidumbre. Te digo que es una utopía porque ya hemos visto que es imposible controlarlo todo, y digo que es una ilusión porque el control a veces funciona y eso me lleva pensar que puedo controlar y decidir lo cual es mi futuro y esa ilusión se rompe cuando aparecen aquellas cosas imprevistas, fuera de nuestra circulo de influencia (Qué significa ser proactivo y qué influencia tiene) que nos recuerdan nuestra condición humana: somos seres vulnerables.

Esto me recuerda la imagen de un barco que navega en el mar. El capitán puede ajustar las velas para que le ayuden a llegar a su destino. Si navega siempre por aguas tranquilas y es bueno manejando su barco, llegará siempre a su destino. Sin embargo, puede ocurrir que haya un día en que una tormenta desbarate sus planes.

Con esto quiero decirte que la posibilidad de tormenta no implica que nos abandonemos a cualquier viento que sople. Sin embargo es bueno recordar que lo que hacemos nosotros son sólo propuestas al destino. La mayor parte de la veces son aceptadas, en cambio otras veces no y eso forma parte del juego de la vida. Aceptarlo nos ayuda a fluir con lo que es.

Los límites del control

Esta falsa ilusión de control me hace darme cuenta que quiero poner un límite a mi necesidad de control. ¿Hasta qué punto el control me ayuda y hasta qué punto se convierte en una armadura que limita mis movimientos y mi libertad? Me temo que cada persona somos los responsables de encontrar ese punto de equilibrio. Esto me recuerda la cita de Paracelso.

Nada es veneno, todo es veneno, la diferencia está en la dosis.

 

Estar abierto a las sorpresas

Ya hemos visto que el excesivo control concentra toda mi atención en el objetivo y me hace perder de vista el para qué de ese objetivo. Sólo cuando tomo conciencia de ese «para qué» me abro a cuestionar me los objetivos marcados, lo que me convierte en alguien más flexible, libre y que me permite ver posibilidades y oportunidades donde otros no las verían.

El poder de la aceptación.

También hemos visto que la aceptación es una forma de trascender aquello que nos limita y nos impide llevar una vida plena. En esto consiste aceptar nuestra vulnerabilidad. Ser consciente de ella y aceptarla nos permite trascenderla porque  no es lo mismo ser vulnerable que ser débil.

 

Espero que todo esto te resulte de ayuda para que el control sea algo que juego a tu favor y no se convierta en un corsé que limite tu libertad y te impida fluir con la vida.

 

¡Buen Viaje!

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