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Francesc «meditando»

Cuando me he puesto a escribir sobre la meditación y cuales son mis motivaciones para practicarla, he tenido la curiosidad de saber para qué medita la gente en general. Podría haber hecho una encuesta a las personas que conozco, pero me decantado por algo menos laborioso. He hecho al Sr. Google la siguiente pregunta ¿Para que meditar? De las posibles respuestas te traigo estas dos:

«El propósito de la meditación es cultivar estados mentales que nos proporcionen bienestar y tranquilidad, y eliminar los demás.» (http://www.meditarabcn.org/budismo/porque-meditar/)

«La meditación se refiere a una práctica de naturaleza intelectual a través del cual se potencia la atención y la consciencia en el momento presente. Sea cual sea el motivo por el que una persona decide empezar a meditar, lo cierto es que la consecuencia es siempre la misma: un estado mental y físico de serenidad, paz interior, concentración y creatividad, …»

(http://www.vidanaturalia.com/meditacion-para-que-sirve-meditar-y-que-beneficios-tiene-la-meditacion/)

Bueno, ahí tienes «buenos» motivos para meditar y también quisiera explicarte los míos. Para simplificarlo al máximo te diría que medito porque me sienta muy bien. Podría extenderme muchísimo en las razones y los beneficios que obtengo y que experimento con esta práctica pero lo que me viene de gusto compartir contigo es algo que he descubierto hace poco y que me está resultando de mucha utilidad con respecto a mis motivaciones.

El practicar la meditación por la mañana, antes de salir a trabajar, me aporta un centramiento y una tranquilidad que me ayuda a empezar bien el día. También he descubierto que me encantaría que esa sensación de tranquilidad se mantuviera por el resto de la jornada. Sin embargo, la vida tiene sus propios planes que no siempre coinciden con mis deseos de mantener la calma y la serenidad.

Cuando me ocurre esto me asalta el pensamiento siguiente: «No sé de qué me sirve meditar si luego me pasan cosas y mi tranquilidad y serenidad sen van al carajo cuando menos me lo espero. ¿Para qué meditar

Es cierto que la práctica habitual me permite acoger con muchas más garantías que si no meditara, las situaciones diarias que vivo como complicadas o desagradables. Eso ya debería ser motivo suficiente para estar satisfecho, sin embargo hay un punto de insatisfacción que no se disuelve.

Lo que me he dado cuenta al tratar de ser honesto conmigo mismo es que esa insatisfacción esconde una cierta voluntad de utilizar la meditación como algo que me ayude a anestasiarme de lo doloroso. En el fondo hay una profunda necesidad de tranquilidad y paz interior que es tan poderosa que quiere pasar por encima de cualquier otra necesidad. Es como si dijera, «Quieres tranquilidad para tu vida diaria, pues tomate la medicina y conseguirás que nada te altere.» Pero claro, la anestesia adormece para lo «malo» pero también para lo «bueno» y yo quiero vivir la vida despierto, no adormecido. Como decía Paracelso, «el veneno está en la dosis«. ¿Cual sería la dosis adecuada? El equilibrio que he encontrado se puede resumir en mi lema para la meditación:

Meditar para estar tranquilo con la intranquilidad

Permíteme que te lo explique. Vamos a ver, si practico la meditación con la única intención de estar tranquilo, ¿Qué haré cuando pierda la tranquilidad? Porque ese momento seguro que llegará. Así que mi propósito es practicar meditación para que me ayude a aceptar con tranquilidad cualquier cosa, incluida mi intranquilidad ¿puedes ver la diferencia?

Lo que quiero conseguir es desarrollar mi capacidad de estar atento y ser consciente del momento presente, sea lo que sea lo que me traiga el momento presente, no para evitar o huir de lo que hay. Con esto no quiero decir que quiera regodearme con lo desagradable. Te confirmo que no soy masoquista, al contrario. Yo quiero cambiar mis sentimientos desagradables pero tomando como punto de apoyo la aceptación de lo que siento. Así que quiero dejar de sufrir y para conseguirlo elijo pagar el precio de sentir dolor (no es lo mismo dolor que sufrimiento).

Así que este es mi descubrimiento que me da una nueva motivación para practicar la meditación y la atención plena (Mindfulness) Como además trato de aplicar la Comunicación Noviolenta en mi vida, me es más fácil detectar los valores y las necesidades universales cuando siento algo desagradable, y por lo tanto puedo encontrar estrategias más eficaces para satisfacerlas, cambiar así esa sensación y hacer mi vida más agradable, sin necesidad de vivir dormido. Al contrario, saber que puedo «estar tranquilo con mi intranquilidad» me ayuda a vivir la vida bien despierto.

A mi me ha resultado muy útil este descubrimiento y por eso lo que querido compartir contigo. Espero que también te sea útil a ti.

¡Buen viaje!

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