¿Porqué nos resulta tan difícil pedir? Cómo hacerlo con eficacia

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En algun otro artículo te he hablado sobre cómo hacer peticiones como uno de los 4 pasos de la Comunicación Noviolenta (CNV). Como recuerdas, primero se trata de hacer la observación sobre algo que ocurre, dejando momentáneamente a un lado los juicios sobre los hechos. El segundo paso era encontrar que es lo que sientes cuando ocurren los hechos descritos. En el paso tercero identificamos lo que sentimos como un indicador de necesidades no satisfechas (sentimientos desagradables) de las satisfechas (sentimientos agradables). Ahora llegamos al último paso: el de la petición. Pides a alguien alguna cosa que te ayude a satisfacer esa necesidad. Por lo tanto, situar la petición como el último paso me parece muy lógico, ¿no crees?. Entonces, ¿porqué no pedimos cosas que puedan enriquecer nuestras vidas?

Aquello que dificulta el pedir: ¿Qué te pasa cuando pides?

Una primera dificultad tiene que ver con lo que te decía referente a lógica de pedir después de saber qué es lo que necesitas. Puede ocurrir que estés acostumbrado a que los demás adivinen lo que necesitas antes incluso de que tu mismo lo sepas. Así que cuando no aciertan, te enfadas y piensas cosas como: ¡debería tratarme mejor! ¡No hay derecho! ¡Es que hay que explicárselo todo! Entonces te propongo que te hagas las siguientes preguntas: ¿Cómo sería para mi el que me traten mejor? ¿Qué se supone que es lo que debería haber hecho la otra persona? ¿Cómo podía saber el otro lo que yo necesito? y quizás descubras que estás esperando, o más bien, exigiendo que los demás adivinen lo que necesitas. Pedir cuando ni tu mismo sabes muy bien lo que necesitas tiene muchas posibilidades de no funcionar y descargas la responsabilidad sobre algo tuyo en los demás. Así que es mejor aclararse antes de pedir.

Otra posible dificultad tiene que ver con que pedir supone reconocer delante de otra persona que algo nos falta o que no sabemos alguna cosa. Quizás te asalten preguntas como «Si le pido esto ¿qué pensará de mi? Si le pregunto eso ¿pensará que soy tonto?». Pedir o preguntar muestra que somos vulnerables, que somos personas de carne y hueso y que ni lo sabemos todo ni lo podemos todo. Reconocerlo puede resultar difícil porque confundimos ser vulnerables con ser débiles. Aquí tienes un enlace a Ser vulnerable no es lo mismo que ser débil que trata precisamente de esta distinción.

También pudiera ser que no pidas porque tienes miedo a que te digan que no. Cuando alguien te dice no, ¿a qué están diciendo que no? Fíjate bien que te digo a qué y no a quien, porque  precisamente aquí está la clave del asunto. En ocasiones confundimos un no a alguna cosa como un no a la persona y la diferencia es sustancial. Una manera de no perderte en esta confusión es tener en cuenta que cuando alguien dice que no a algo está diciendo que si a alguna otra cosa. Si tratas de averiguar a qué está diciendo que sí con esa negativa evitarás este malentendido que dificulta hacer peticiones. Aquí te dejo enlaces a los artículos Saber decir no y Sé egoísta, por favor que están relacionados precisamente con esto.

Encuentra la motivación para pedir

Otras veces puede ser que tengas simplemente miedo a pedir y no sepas muy bien porqué. Lo que te propongo es que no ignores ese miedo sino que lo mires directamente a la cara y lo utilices a tu favor. Aunque es un compañero un tanto desagradable y no sabe decir las cosas «cariñosamente», tiene un mensaje que puede ser muy valioso: es muy probable que esté tratando de avisarte de algún peligro. El te dirá que no lo hagas, que no pidas para librarte del peligro. Quizás tú no le hagas caso pero sí que sería bueno que le escucharas y tomaras alguna precaución en relación al peligro que corras si pides. Así que te puedes hacer la siguiente pregunta: ¿Qué es lo peor que podría pasarme si hago la petición? o también ¿qué es lo que me pierdo si no pido? Quizás esto te ayude a motivarte.

Características de una petición eficaz

Llegados a este punto, supongo que te podrías estar diciendo, que vale, que ya sabes qué es lo que te dificulta pedir y que incluso estás super motivado para hacerlo pero que no sabes cómo hacer buenas peticiones. Así que, si te parece, te digo las 5 características de la peticiones eficaces:

1. Sé concreto. Cuando tienes miedo de expresar una petición puede que te cueste expresar lo que quieres pedir de una forma concreta y das rodeos que pueden despistar al receptor de la petición. Ahi van unos ejemplos:

¿No crees que en esta sala hace calor? cuando en realidad querías pedir ¿Tienes algun inconveniente en abrir la ventana?

¿Podrías pensar más en los demás y menos en ti? y cambiarla por ¿Estarías dispuesto a escuchar lo que me gustaría que hicieras?

2. Que la petición se refiera al momento actual. Ejemplo:

¿La próxima vez dejarás la cocina recogida después de cocinar? por ¿Estás dispuesto a recoger la cocina ahora ?

3. Hazlo en postivo: pide lo que quieres y no lo que no quieres. Ejemplo:

¿Quieres dejar de jugar con la Play Station? ….y se puso a jugar con la Game Boy (pedir en negativo tiene estos peligros…) Mejor:  ¿Tienes algún inconveniente en hacerte la cama y recoger la ropa del suelo?

4. Que sea realizable. Que sea algo que el otro pueda hacer en ese momento. Mejor no pedir imposibles…

5. Estar abierto a recibir un no. Esta parte la he dejado para el final aunque quizás sería mejor citarla en primer lugar porque es lo que enmarca una verdadera petición y la distingue de una exigencia (puedes leer Diferencia entre petición y exigencia). Así que, antes de hacer una verdadera petición siguiendo los 4 pasos de la CNV pregúntate si estás dispuesto a recibir un no. En caso contrario mejor que no utilices la CNV y hagas saber al otra parte que lo que viene no es una petición sino una exigencia. Sé claro y honesto porque si en realidad vas a exigir no hacen falta tantos rodeos y el proceso sería en realidad una acto manipulativo.

 

Cierre

Para acabar me gustaría hacer un par de reflexiones más.

La primera: ¿Qué es lo que te pasa cuando alguien te pide algo y lo haces con ilusión? Cuando eres generoso con los demás en realidad lo está siendo contigo mismo porque todos hemos sentido lo gratificante que es contribuir al bienestar de otra persona. Así que, aunque parezca paradójico, dejar que sean generosos con nosotros es también un acto de generosidad. Por lo tanto, ¿qué tal si damos la oportunidad a los demás que hagan también cosas por nosotros y les hacemos peticiones? Así podrán sentir lo gratificante que es contribuir a tu bienestar.

La útima (ahora sí)…. hacer peticiones significa pasar de ser víctima o ser un simple espectador para ser el protagonista de lo que te pasa. Tu vida es sólo tuya, así que quizás no esperes a que nadie la viva por ti.

¡Buen Viaje!

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