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Todos nos hemos marcado objetivos alguna vez y el éxito conseguido ha podido ser relativo. Al igual que cuando se nos presenta un problema, el plantearlo con claridad significa tener la mitad del problema resuelto, con los objetivos pasa algo similar: gran parte del éxito en conseguirlos estriba en la manera en que seamos capaces de formularlos adecuadamente.

En este artículo os hablaré de las condiciones que debe cumplir un objetivo. Si las seguimos, nuestras probabilidades de éxito seguro que aumentarán. Para que tu objetivo esté bien formulado debe cumplir las siguientes condiciones:

1.- formular la VISIÓN.

Esta es la primera parte y es muy importante. Para ello hay que situarse en el tiempo futuro en el cual el objetivo ya se ha conseguido y llevarlo al presente. Es como si nos metiéramos en la máquina del tiempo y viajáramos directamente al momento futuro en el que el objetivo se ha hecho realidad. ¡¡Zas!!, ¡Ya lo has conseguido! No sabes cómo, pero lo has conseguido. Ahora descríbelo con todo lujo de detalles: ¿Qué es lo que ves? ¿Qué oyes que te dicen, y que te dices a ti mismo?, ¿Qué sensaciones tienes? Debe ser algo que ilusione de verdad. Cuanta más emoción haya más energía tendremos para superar los obstáculos que nos encontraremos.

¿Qué cosas has aprendido? ¿En qué clase de persona te has convertido? ¿Qué cosas tenido que dejar en el camino? ¿Cuáles son las cosas que te dan energía?

Si te resulta difícil esta parte del ejercicio lo más probable es que estés permitiendo que “el cómo vas a llegar” de tu objetivo esté interfiriendo en la imagen de lo ya conseguido. Ahora no es momento de pensar en eso. No te preocupes que ya llegaremos a esta parte.

2. Buscar el Metaobjetivo.
Para ello debemos responder a la pregunta ¿Para qué queremos conseguir el objetivo? Hay que buscar qué hay detrás de lo que queremos conseguir. Por ejemplo, quizás quiera establecer una costumbre de hacer 30 minutos de ejercicio cada día. El metaobjetivo podría ser que así me sentiré más sano y con más energía con lo que podré rendir más en el resto de mis facetas personales como por ejemplo, dedicar tiempo de mayor calidad a mi familia.

Como dice Stephen R. Covey, a veces la gente invierte gran parte de su vida y de sus esfuerzos en subir los peldaños de una escalera para descubrir al final que estaba apoyada en una pared equivocada. ¿En qué pared se va a apoyar tu escalera?

3. Expresarlo en términos positivos.
Se debe formular en forma de lo que queremos y no de lo que no queremos. Parece sencillo pero a mí me ha ocurrido muchas veces que al querer formular un objetivo lo que sale es decirlo en forma de los que no quiero en vez de lo que quiero. Y claro los resultados no son los esperados.

Por ejemplo, si te digo “No pienses en un elefante rosa”, ¿qué es lo que te imaginas? Pues probablemente un elefante rosa tachado o algo parecido. Sería más efectivo si te dijera, por ejemplo, “piensa en un cocodrilo amarillo”. ¿Seguro que no aparece ningún elefante rosa, ¿verdad? Andaros con ojo con esto, no sea que al formular un objetivo consigáis algo que no deseais….

4. Iniciado y controlado por ti.
Debe ser algo que esté en tu ámbito de influencia. Si te pones como objetivo alcanzar la paz mundial, es muy probable que no llegues a conseguirlo nunca. Sí que podrías marcarte un objetivo relacionado con conseguir la paz pero circunscrito a una zona en la que tú puedas influir, por ejemplo tu lugar de trabajo o tu entorna familiar o de amigos.

5. Retador.
El objetivo, igual que no debemos pasarnos por exceso, no hay que pecar por defecto. Es mejor ponerse algo que realmente sea retador para nosotros, algo que nos desafíe, e incluso que tenga un cierto punto de locura. Parece que se contradice con el punto anterior, pero no es así. No hay que ir de un extremo al otro, pero no te quedes en el punto medio, acércate más a la locura que a la sensatez absoluta… Como dice el dicho “Lo conseguimos porque no sabíamos que era imposible”.

6. Ecológico.
¿Cómo afectará a mi vida el hecho de haber alcanzado este objetivo? ¿Qué efectos colaterales supondrá en mi entorno más próximo el camino para llegar a su consecución? Analiza los efectos colaterales.

7. Recursos.

¿de qué recursos dispongo? ¿Qué debo aprender para poder alcanzarlo? Analiza formación necesaria y en qué clase de persona me quiero convertir para conseguir lo que quiero.

8. Planificación.
¿Qué plazo me marco para conseguirlo? ¿Qué etapas y fases previas deberé realizar para poder llegar a conseguir mi objetivo ¿  ¿Cuáles son los plazos que me marco para esas fases intermedias?

9. Evidencias.

¿Cómo voy a saber que me estoy acercando a mi objetivo? Cuáles son las  evidencias que iré teniendo durante el proceso para saber que lo estoy consiguiendo?  ¿Cómo sabré que he alcanzado mi objetivo?

10. Primer paso.

Un viaje de 100.000 Km se empieza haciendo el primer paso. ¿A qué nos comprometemos hacer mañana mismo? ¿Y la semana que viene? ¿Y el mes que viene? …

11. identifica los obstáculos.

¿Puedo identificar cuáles son las posibles dificultades que me puedo encontrar en el camino de consecución de mi objetivo? ¿Cuál de ellas es impedimento más importante? Es muy importante identificar el escollo más importante, para empezar a trabajar desde el primer día para salvarlo. ¿Qué es lo peor que podría pasarte?

 

Para concluir hay algo muy importante para mí de lo que nos podemos olvidar fácilmente cuando hablamos de fijarnos objetivos: DISFRUTA DEL CAMINO, que es en realidad lo más importante. El tener un objetivo provoca un efecto mágico, ya que modificar nuestra vivencia del presente, le da un sentido y dirección. Y al fin y al cabo lo único que podemos gestionar es el presente, ¿verdad?.

Hay un dicho que a mí me gusta mucho que simboliza lo que os quiero transmitir “Márcate objetivos como si fueras a vivir eternamente, y vive el día como si fueras a morir mañana mismo”.

Finalmente deciros que es muy importante que este ejercicio lo dejéis escrito. Las palabras se las lleva el viento. Si está por escrito es más difícil que pase. Nuestro compromiso se fortalece con el “simple” hecho de formalizarlo y os servirá de hoja de ruta.

Y si hacéis esto y lo regáis con determinación y pasión, tener «cuidado» porque es muy probable que vuestro objetivo se cumpla…


¡Buen viaje!

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