Compartir este post

Hoy quiero empezar con una cita de Epicteto, filósofo que nació en el año 55 dC y que dice así:

 “No es lo que ha sucedido lo que molesta a un hombre, sino su juicio sobre lo sucedido. Cuando alguien te irrita, ten por seguro que es tu propia opinión la que te ha irritado”.

Este fin de semana he tenido la oportunidad de comprobarlo con mi familia. Os explico lo que ha pasado.

Era sábado por la tarde y queríamos hacer algunas compras, así que decidimos ir a un centro comercial. Como era media tarde la afluencia de gente era máxima. Había un poco de cola de vehículos para entrar en el parking. Lógicamente, había un montón de coches intentando aparcar. Total, que después de dar algunas vueltas vimos un coche que estaba llenando el maletero con la compra que había realizado. Le hice una señal para saber si iba a salir y me contestó asintiendo. Entonces decidimos que era mejor esperar a que acabara de cargar el coche con sus compras a continuar dando vueltas para tratar de encontrar un sitio. Así que nos quedamos esperando.

Lo que vimos fue a dos personas que antes de cargar la compra discutían sobre cómo colocarla en el maletero. También ocurría que parte de lo que habían cargado lo descargaban nuevamente para recolocarlo de una forma diferente.

Mientras ocurría esto, ¿que es lo que nos pasaba? Pues que empezamos a hacer comentarios sobre lo que estábamos viendo. Decíamos cosas como…

Mira que se lo toman con calma. Otra vez sacan algo para volver a meterlo. ¿Y si les ayudamos a cargar? Mira, ahora ella se ha quedado contemplando el maletero del coche. Es increíble. Sabiendo que estamos esperando y con qué tranquilidad se lo toman. Ahora parece que han acabado. No, no, espera que no sabe donde guardar los carritos vacíos.
Va para la derecha. Al cabo de unos minutos vuelve a aparecer con los carritos hacia la otra dirección. !Arg ! Que poca consideración hacia los demás. Sabiendo que nos estamos esperando.
Después de unos minutos vuelve a aparecer sin los carritos pero el conductor parece que está escribiendo algo en un papel con el conductor del vehículo de delante.¿Están haciendo un parte? ¡No puede ser!
Decidimos no esperar más y aparece la mujer sin los carritos. Total que me dirijo a ella y la digo.
– Hola, nos podrías haber dicho que tenías para un rato, descargar el coche, hacer un parte, …, y así no nos hubiéramos esperado…
– Bueno, ya están acabando, no falta nada, si queréis esperar, vosotros mismos… Contestó mirándome como si fuera ella la perjudicada…
Efectivamente, después de 10 largos minutos de espera pudimos aparcar.

Analicemos esto con detenimiento. Lo primero que quisiera destacar es que en el texto hay observaciones de hechos mezclada con juicios y opiniones sobre lo que está pasando. ¿Soy capaces de distinguir una cosa de otra en el texto? (¿Saber distinguir juicios de opiniones?)

Hay una manera muy fácil para distinguir una cosa de la otra. Una observación es lo que podría registrar una cámara de vídeo. Imágenes y sonidos de lo que está pasando. El resto son opiniones. Con este criterio fácil de aplicar, ¿os atrevéis a hacerlo? Yo lo he hecho. Aquí tenéis el resultado. En azul marco lo que son juicios y opiniones y no hechos observables.

Mira que se lo toman con calma. Otra vez sacan algo para volver a meterlo. ¿Y se les ayudamos a cargar? Mira, ahora ella se ha quedado contemplando el maletero del coche. Es increíble. Sabiendo que estamos esperando y con qué tranquilidad se lo toman. Mira ahora han acabado. No, no, espera que no sabe donde guardar los carritos vacíos. Va para la derecha. Al cabo de unos minutos vuelve a aparecer con los carritos hacia la otra dirección. Arg ! Que poca consideración hacia los demás. Sabiendo que nos estamos esperando.
Después de unos minutos vuelve a aparecer sin los carritos pero el conductor parece que está escribiendo algo en un papel con el conductor del vehículo de delante.
¿Están haciendo un parte?
Decidimos no esperar más y aparece la mujer sin los carritos. Total que me dirijo a ella y la digo.
– Hola, nos podías haber dicho que tenías para un rato, descargar el coche, hacer un parte, …, y así no nos hubiéramos esperado…
– Bueno, ya están acabando, no falta nada, si queréis esperar, vosotros mismos… Contestó mirándome como si fuera ella la perjudicada…
Después de 10 largos minutos de espera pudimos aparcar. 

Nuestro enfado se produjo, no por los hechos, sino por la interpretación que hicimos de ellos. ¿Qué significa esto? Pues que nos enfadamos porque el otro se comportó de una forma que no se adecuaba a lo que nosotros considerábamos que era la forma «correcta» . Nos convertimos en jueces sobre cómo los demás deben comportarse. En nuestro caso, la forma correcta era que debían darse prisa porque nosotros estábamos esperando para aparcar. El hecho observable no es la causa de cómo nos sentimos, aunque sí puede ser el estímulo. La diferencia es sutil pero determinante. (Diferencia entre causa y estímulo)

Con esto no quiero decir que lo que pensamos sea incorrecto, sino que es útil aprender a distinguir entre hechos y los juicios respecto lo que nos está pasando. Se trata de identificar que el cuento que nos contamos es sólo nuestro. De esta forma no traspasamos la responsabilidad de cómo nos sentimos hacia los demás. Se trata de conectarnos a lo que sentimos y necesitamos cuando ocurren las cosas que pasan, para aceptarlas y realizar peticiones a los demás que sean respetuosas con nosotros y con los otros. Mientras estamos instalados en los juicios sobre lo que deberían hacer los otros no hay margen posible para la acción porque somos víctimas de un comportamiento «inadecuado» de los otros. Sin embargo podríamos haber utilizado los juicios sobre lo que nos pasa para entender que es  lo que necesitábamos. Veamos cómo.

Si observo lo que me estaba diciendo cuando pasaba lo que pasaba me doy cuenta que lo que nos hubiera gustado es que nos hubieran dicho con claridad que tenían para un rato, pues debían cargar la compra y tenían que hacer un parte de accidente con otro vehículo. De ese modo nosotros hubiéramos podido decidir si quedarnos o esperar. Porque para nosotros era importante que hubiera claridad y consideración hacia el prójimo.  Eso es lo importante: darnos cuenta de cual es mi necesidad no satisfecha que hay detrás de un comportamiento.

Si lo hubiésemos tenido claro, si hubiese sabido que lo que necesitábamos era claridad, se me ocurre que podríamos haberles preguntado si tenían para mucho y hubiéramos dejado de culpar al otro por la manera que se comportaban. Si te centras en lo que te pasa a tí se te ocurren cosas para tratar de cambiar aquello que no te gusta. Si el foco está en los otros, tu eres víctima, lo cual te tranquiliza pero te paraliza para la acción.

Conclusión

Hemos visto que es muy útil aprender a distinguir entre lo que vemos y lo que nos decimos cuando nos pasa lo que nos pasa. Si identificamos bien «el cuento que nos contamos» podemos sacar de ellos una información muy útil para nosotros: saber cuáles son nuestras necesidades. Y si nos damos cuenta de eso, podemos hacer peticiones con claridad y respeto, que nos ayudan a hacer más valiosa nuestra vida y a tomar responsabilidad sobre lo que hacemos con lo que nos pasa.

!Buen Viaje !

Apúntate a mi boletín

Actualizamos contenidos semanalmente

Seguir explorando

El estrés: Qué es y tipos

Este es el primero de una serie de videos que tiene como tema central el estrés. En este te doy una definición de estrés y te explico que hay dos tipos de estrés, ¿lo sabías? Espeo que te aporte. Déjame algún comentario sobre qúe te ha aportado, qué te falta o cualquier otra cosa. Todo

Carrito de compra