Asertividad: Si quieres hablar de ti, entonces habla de ti de verdad.

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Me gustaría empezar este artículo poniéndonos de acuerdo sobre el significado de asertividad, porque no estoy seguro que tu y yo lo entendamos de la misma forma. He escogido la definición que da wikipedia para empezar a hablar.  «Suele definirse como un comportamiento comunicacional en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos

Osea, que ser asertivo es una forma de comunicarnos con los demás que tiene como objetivo satisfacer las necesidades de uno mismo de una forma que no sea agresiva ni que suponga imponer nada a los demás. A mi me parece una idea muy atractiva. ¿Y a ti? Es cuidar de uno mismo de una forma «ecológica», es decir, que tiene en cuenta lo que le rodea. También podemos decir que es una forma sostenible de comunicarse.

Yo creo que somos muchos los que opinamos que es una forma muy interesante de comunicarse. La cuestión que podrías plantearte es,  ¿cómo consigo buscar lo que yo necesito de forma respetuosa y sin que eso sea agresivo? Porque supongo que te has encontrado en multitud de ocasiones en las que ha sido un auténtico reto hacer sentir tu voz sin que ello no suponga agresividad. Así que lo que te propongo en esta entrada es explicarte una forma de hacerlo. ¿Me acompañas?

Los pasos.

El primer paso: antes de pedir, averigua qué es lo que necesitas.

Ya se que lo que digo es de una lógica aplastante. Sin embargo, que sea lógico o de sentido común no supone en absoluto, que sea lo que hagamos habitualmente. Lo que ocurre muchas veces es que creemos saber lo que necesitamos pero en realidad no lo sabemos. Así que, con tu permiso, nos vamos a quedar un ratito aquí para asegurarnos que sabes lo que necesitas cuando pides.

Para ello me gustaría aclarar algo que para mi es muy relevante. Una cosa es lo que necesitamos y otra muy diferente, aquello que hacemos o que pedimos que busca satisfacer esa necesidad, es decir, la estrategia para satisfacerla. Para mí lo importante es la necesidad. En cambio, la estrategia, como es un medio para conseguir satisfacerla, es secundaria. Vamos, que no me aferro a una estrategia concreta mientras la pueda sustituir por otra que satisfaga la misma necesidad. Así que, en lo que hay que perseverar cuando cuidas por ti es tener en cuenta tu necesidad y, en cambio, estar abierto a cambiar la estrategia siempre que sea una que contribuya a tu necesidad.  Antes de ver todo esto con un ejemplo quisiera aclarar alguna cosa con respecto a la diferencia que hay entre necesidad y estrategia.

Las necesidades y las estrategias

Si ya eres un lector habitual de mi blog, quizás prefieras saltarte este apartado aunque tampoco va mal refrescar este concepto. En definitiva, las necesidades son aquello que es indispensable en nuestra vida y engloba las necesidades vitales básicas como comer, beber, dormir, descansar,… Las necesidades de seguridad tanto material como afectiva y las necesidades de desarrollo del ser humano como pueden ser la de contribuir a la vida o la de sentido. En cambio las estrategias son todo aquello que hacemos para conseguir satisfacer estas necesidades. Las necesidades no dependen de un lugar específico ni dependen de nadie en concreto ni de un objeto determinado.

Por ejemplo, «necesito estar contigo», está expresado en forma de necesidad pero en realidad no lo es porque depende de una persona para que sea satisfecha. Para saber la necesidad que se esconde detrás de esta estrategia habría que preguntarse, ¿qué es lo que consigo si estoy con esa persona?. Podría ser empatía, protección, calor humano, ternura, juego, … depende.

Segundo paso. Pide lo que necesitas.

Ahora toca poner en acción la estrategia que has decidido que va a satisfacer tu necesidad. Así que «pide y se te dará». Es la hora de hablar de ti de verdad. Y también habíamos dicho que ser asertivo significava cuidar de uno sin ser agresivo. Una forma de pedir que a mí me gusta es utilizar la fórmula ¿tienes algún inconveniente si ……..?

Me gusta esta fórmula porque me permite manifestar mi intención de hacer alguna cosa que va a satisfacer una o varias necesidades y, a la vez, estoy abierto a escuchar los posibles inconvenientes que pudiera tener la otra persona. Recuerda que el principio de la asertividad tal y como yo lo entiendo es «yo soy importante, tú eres importante». Así que pide. Fácil, ¿no?

Vale, ya sé que a veces no es tan fácil como te planteo. Por ejemplo, ¿qué pasa si te dicen que sí hay un inconveniente? Parece que entonces se entra en un conflicto de intereses. O pasan por encima mío, o me impongo, ¿qué hago?

Ahora es el momento de poner en acción el concepto de necesidad y estrategia. Recuerda que, para mí lo verdaderamente importante y que quiero preservar es mi o mis necesidades y que estoy abierto a cambiar de estrategia. Y pienso que también ocurre lo mismo con la otra parte. Así que, lo que haré es buscar la necesidad que quiere satisfacer la otra persona cuando está diciendo no a mi petición. Vamos, quiero averiguar a qué dice sí cuando me dice que no. Y cuando lo sepa, haré alguna propuesta que pueda satisfacer mi necesidad y la suya, porque la mayor parte de los conflictos están a nivel de estrategia y no de necesidades.

Ejemplo.

Si te parece, pongo un ejemplo de cómo podría ser todo esto. Imagina la siguiente situación. Estoy en una reunión exponiendo un tema a los demás y empiezo a sentir calor. Al cabo de un rato la sensación es más intensa y me impide concentrarme en la presentación, así que me dirijo a los asistentes y les digo:

-¿Alguien tiene inconveniente si pongo en marcha el aire acondicionado? Tengo mucho calor y no puedo hacer la presentación con comodidad.

– Sí. Yo prefiero que no lo enciendas. -dice uno de los asistentes a la reunión.

(Vaya. Yo no quiero renunciar a mi comodidad. Por otra parte, quiero saber a qué está diciendo cuando me dice que no a mi propuesta. Así que voy a tratar de averiguar qué necesidad se esconde tras su negativa)

Ya veo. ¿me podrías decir porqué no quieres que la encienda?

-Claro. Mira, el otro día me senté en esta misma sala, en este mismo sitio y durante toda la reunión estuve soportando un chorro de aire frío. Y he pillado un resfriado que no veas.

– Entiendo. No quieres volver a resfriarte.  (con su no a mi petición busca cuidar de su salud y también, su comodidad).

-Sí, eso.

(Ahora entiendo porque me está diciendo no. Ahora bien, que me ocupe de su necesidad no implica que me olvide de la mía. Es mantener en mente la máxima «yo soy importante, tú eres importante«. Así que, ¿se me ocurre alguna otra estrategia para conseguir mantener mi comodidad y que esa persona pueda cuidar de su salud? Sí, lo voy a proponer lo siguiente.)

– Oye, te propongo que te pongas en un lugar de la sala alejado de las salidas de aire. Así yo podré estar cómodo y tu evitarás exponerte de forma directa a la salida de aire frío. Allí hay una silla vacía y creo que está alejada de la salida del aire acondicionado. ¿Quieres probarlo?

-Bueno, lo pruebo, pero si continúo teniendo frío te pediré que lo apagues.

-Me parece bien. Si tienes frío me avisas y vemos qué hacemos.

-Vale.

Al cabo de un rato…

-Oye, Francesc, tengo frío. ¿Puedes apagar el aire acondicionado?

(Bueno. Ahora sé cuáles son las necesidades de cada uno. Por un lado está mi necesidad de comodidad y de facilidad para realizar la presentación. Por otra parte está su necesidad de autocuidado, especialmente teniendo en cuenta lo de su resfriado. Puedo hacer dos cosas. Decirle que quiero mantener el aire acondicionado o bien continuar sin el aire, lo cual es incómodo para mi y, a la vez, contribuye al cuidado de su salud. Si hago balance, creo que me satisface más saber cómo contribuyo a su salud que mi incomodidad, sobretodo teniendo en cuenta que ya estoy casi al final de la presentación. Por lo tanto, …)

– De acuerdo, apago el aire.

Conclusiones

De este ejemplo me gustaría destacar lo siguiente. Mi decisión final, aunque pueda parecer altruista, es sobretodo una decisión egoísta, ya que decido actuar así porque de esta forma yo siento mayor satisfacción. Tampoco es una decisión que surja de la amabilidad, ni supone ningún sacrificio. Tampoco es un canje del tipo «hoy por ti y mañana por mi». Esta decisión no busca el reconocimiento de nadie, ni lo hago porque «he de ser una buena persona». Tampoco lo hago para no sentirme culpable. Simplemente, soy asertivo de forma ecológica.

Hasta aquí la entrada de hoy. Espero que te haya sido de utilidad.

¡Buen viaje!

Entradas relacionadas: —– Sé egoísta, por favor.

 

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