Hoy quiero empezar esta entrada con unas líneas de un libro de Jiddu Krishnamurti, titulado «La Persecución del placer. El despertar de la inteligencia«. Para mi es un autor que me inspira y que me gusta leer y quiero compartir contigo el siguiente fragmento:
«Debemos tener orden, no un orden militar, no el orden de la vieja generación o de la generación más joven -la sociedad permisiva es desorden, es corrupción y decadencia; y el así llamado orden de la gente más vieja es realmente desorden, con sus guerras, su violencia, su división y su fatuidad- eso también es corrupción.
Viendo, pues, ambos desórdenes, el desorden permisivo de los jóvenes y el desorden «ordenado» de los viejos, observándolos, uno comprende que debe haber una clase diferente de orden. Y ese orden debe proveer seguridad física para todos, no sólo para una poca gente rica o para aquellos que están bien ubicados y tienen capacidad.
Debe haber seguridad física para todo el mundo. Uno se da cuenta de que debe existir orden físico, seguridad física para cada ser humano en el mundo. Este ha sido siempre el sueño de los revolucionarios, de los idealistas y filósofos.
¿Depende ese orden de la administración de la ley, de la autoridad social acorde con la cultura y el medio ambiente? ¿O depende por entero del ser humano, de cada uno de nosotros, de la manera en que vivimos, en que pensamos, del modo en que actuamos en nuestras relaciones con los demás? Empecemos entonces por ahí, o sea: viviendo como seres humanos en un mundo caótico, destructivo y violento,»
Jiddu Krishnamurti
He querido compartir esto contigo porque estas palabras me hacen recordar el poder y por lo tanto, la responsabilidad que tengo de cambiar mi pequeño mundo. Porque yo sólo estoy en contacto con mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo.
Y si sólo cambio yo, es posible que sólo cambie mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo.
Y si eso sólo lo hago yo, me convertiré en una isla aislada, en la que podría haber tal como dice Krishnamurti, seguridad física y emocional.
Y si sólo cambias tú, tú también serás una isla, aislada.
Y seremos sólo islas aisladas en un mar inmenso.
Y si hay más islas aisladas, como tú y como yo, quizás no lo estemos tanto.
Y quizás alguna de esas islas, aisladas, estén muy cerca de otra isla,
también aislada.
Y quizás hayan tantas islas aisladas, que haya algunas que lleguen a tocarse, para hacer una isla mayor,
no tan aislada.
Y luego, quizás, las islas ya no sean islas, sino que sean incipientes continentes, llenos de seguridad y de paz,
en medio del océano vacío.
Y quizás esos continentes incipientes, se conviertan en grandes continentes,
más y más grandes.
Y sean un lugar, donde haya tierra firme en la que, como dice Kriihnamurti, todos están incluidos, sin excepción.
Un mundo que sólo yo he creado.
Un mundo que sólo tú has creado.
Un mundo que todos nosotros hemos creado.
Un nuevo mundo,
que sólo comenzó por uno mismo.
¡Buen viaje!