¿El miedo bloquea tus proyectos?: lo que podemos aprender de él.

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Quizás te hayas encontrado alguna vez en la que quieres emprender un proyecto y el sentimiento del miedo está muy presente. Unas veces ha habido algo en tí que te ha permitido superarlo. Sin embargo otras, la fuerza del miedo ha sido mayor que lo que te impulsaba hacia lo que deseabas: es cuando el miedo consigue paralizarte.

Esto también a mi me ha ocurrido y entonces me quedo con una sensación de derrota. Es como si hubiera habido una batalla en la que las fuerzas del «bien» han perdido contra las fuerzas del «mal». Estoy resentido con el miedo, porque me aleja de algo que deseo con intensidad. Por eso no me gusta y por eso quiero que desaparezca. De hecho quiero aniquilarlo.

Ahora que lo pienso con calma, el miedo es tan mío como la parte de mi que desea algo con intensidad. Entonces, ¿estoy queriendo destruir una parte de mi? Sin embargo, si el miedo es mío, tiene que buscar algo bueno para mi, sino no existiría. ¿Podría ser que un sentimiento como el miedo, que me impide alcanzar aquello que quiero, busque algo bueno para mi? De momento, me parece que no pueda ser, pero, ¿y si no fuera así? ¿Me acompañas en esta búsqueda?

Lo que quiero hacer ahora es investigar cual podría ser la aportación positiva del miedo. A mi me gusta imaginarme que es como un niño pequeño en plena rabieta. ¿Has visto alguna vez un niño en una pataleta en un lugar público? Desde luego es una experiencia muy desagradable, especialmente para los padres. No obstante, con esta manera de comportarse el niño quiere decirnos algo y si somos capaces de saber escuchar ese comportamiento quizás podamos comprender que lo que busca el niño es, atención y cariño, o quizás sea empatía, aunque para llevarnos este mensaje esté utilizando una estrategia muy poco eficaz. Bueno, en realidad, si está utilizando esta estrategia, es porque seguramente le ha funcionado hasta ese momento y ahora está desconcertado porque algo que había utilizado le está dejando de funcionar y no sabe cómo pedir las cosas de otra manera.

En fin, volvamos a nuestro miedo, el mío y el tuyo, y busquemos juntos su mensaje positivo. Mi propuesta es hacerlo con una actitud de juego. Para ello vamos a vamos a contestar unas preguntas que pueden ser un poco sorprendentes. Pero como es un juego …. Vamos a seguir unos pasos.

Pasos en la indagación sobre el miedo

Paso 1: Plantea que es lo que quieres hacer y el miedo te lo impide. ¿Lo tienes ya? Yo también.

Paso 2: Supón que la frase “quiero tener miedo a …” o “me gusta tener miedo a ….” fuera cierta. Ya sé que no lo es, pero es un juego ¿no? Ahora encuentra una sola razón para que esa afirmación sea verdad. Me espero….

Si no se te ocurre ninguna, imagínatela, haz como si fuera cierto y piensa … ¿ya? Escríbela.

Si has encontrado una razón, seguro que podrás encontrar otra, ¿verdad que sí? … es cuestión de pensar ….

Venga, otra más… parecía que no había ninguna pero es increíble cómo van apareciendo, ¿eh?

Paso 3: Lee lo que has anotado, ¿puedes encontrar ahora cual es la intención positiva de ese miedo? ¿Ha cambiado en algo la forma de mirarlo? En mi caso me he dado cuenta que mi miedo me está tratando de proteger de unas circunstancias que conllevan riesgos. Por lo tanto el miedo me quiere hacer reflexionar sobre ellos para que los tenga en cuenta. Quiere que piense antes de tirarme a la piscina, en definitiva, mi miedo quiere cuidar de mi. Uff, esa es su intención positiva, y yo que quería anularlo …

Paso 4: Pasemos a la parte más fácil, a priori, la que se refiere a la otra parte de mi que me impulsa a hacer algo. ¿Qué necesidad o intención positiva tiene ese comportamiento? Aquí si que me salen un montón de cosas. ¿y a ti?

Paso 5: Ahora que ya conocemos la intención positiva de ambas partes, integremos todo ello. ¿Qué estrategias o comportamientos se te ocurren para satisfacer la intención positiva de la parte que te impulsa y la parte que te retiene? ¿lo has hecho ya?

Lo que a mi me ocurre es que quiero hacer eso y también acepto el mensaje de mi miedo que quiere que vaya con más cuidado porque quiere protegerme. Ahora que he escuchado su mensaje puedo acogerlo y aceptarlo. Eso no significa que haya desaparecido y por ello necesito hacer un esfuerzo para no dejarme llevar por el miedo. Pero ahora no quiero que desaparezca porque entonces me perdería su mensaje. Ahora no pretendo vencerlo sino mirarlo con comprensión. Es como si ahora pudiera ver al niño que está haciendo una pataleta pero ahora entiendo su intención cuando hace lo que hace. Me quiere decir: ten cuidado, quiero protegerte.

Esta forma de entenderlo para mi es más enriquecedor. A ti, ¿qué tal te ha ido?

¡Buen Viaje!

 

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