Viviendo el conflicto entre Catalunya y España

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Escribo después de mucho tiempo sin hacerlo. Hubiera querido recomenzar mis artículos con un tema ligero. Pero no va a ser así, porque te voy a hablar sobre cómo estoy viviendo el conflicto que vive actualmente Catalunya y España. Te diré por qué no es un tema ligero para mí.

Primero porque antes de escribir he pasado por una lucha interna. Por un lado, una parte mía me decía: es una oportunidad y un reto colosal explicar cómo estás tratando de vivir este conflicto que te tanto te afecta, en primera persona y hacerlo desde el enfoque de la CNV (Comunicación NoViolenta). Aplícatela y explica a la gente lo que estás viviendo, muestra tus dificultades, sé auténtico, ponte a prueba…

Y por otro lado otra parte que me decía: ¿de verdad te quieres meter en este lío? ¿pretendes dar tú lecciones a la gente? Ten en cuenta que es un tema muy delicado y que mueve muchas emociones y por mucha intención que pongas en ser cuidadoso es seguro que habrá alguien que se ofenderá o se enfadará contigo. ¿Cómo vas a gestionar esto? No te muestres. ¡Protégete ¡

Pero ya ves, ha ganado la parte que quiere explicarse. Mi anhelo de comprenderme, de comprender a la otra parte, de ser comprendido y de vivir el conflicto siguiendo los valores de la CNV me ha llevado a asumir este riesgo.

Así que si lo que vas a leer estimula en ti sensaciones desagradables quiero que sepas que lo lamento. Me encantaría tenerte delante para escucharte, pero creo que va a ser difícil de gestionar eso. Quiero que sepas que mi intención es sólo mostrar mi visión y mi vivencia de este conflicto teniendo en cuenta que no pretendo ser imparcial. Al contrario, te lo cuento desde el punto de vista de un catalán que ha vivido la jornada electoral del 1 de octubre en confrontación con la policía.

Con estas líneas también trato de mostrarte que quiero salir de los patrones de responder a la violencia con más violencia y avanzar hacia un lugar donde las necesidades de todas las personas sean igual de importantes. Estoy comprometido con los valores de la CNV y me muestran una dirección para caminar. Alguien decía algo así como “ la paz no es un destino, es un camino”. Pues eso, la CNV para mí es un camino, no un destino. Ahí estoy to, caminando ese camino. ¿En qué lugar concreto estoy? … creo que eso te lo dejo para ti.

Mi propio proceso

Lo que quiero mostrarte es el proceso que sigo cuando trato de gestionar un conflicto y yo no soy una parte afectada. Lo que ocurre es que, esta vez, sí que soy una de las partes y, aun así, decido aplicarme a mí mismo los mismos pasos.

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Primer paso: Dar empatía hacia el que ha sufrido una disminución de su bienestar

De lo que se trata en este caso es de darme empatía a mí mismo puesto que me considero la parte que ha sufrido una disminución de su bienestar.

Una vez estuve en un taller con una persona que había sido víctima de abusos en su niñez. El taller trataba sobre perdonar y perdonarse, y dijo una cosa que me apunté en la libreta y que ahora está teniendo todo el sentido para mí:

“Me perdono el haberme olvidado que soy realmente luz y amor”

Supongo que te puedes preguntar ¿A qué viene esto? ¿Qué cursilada es esta? Pues te puedo decir que ahora tiene todo el sentido para mí y te cuento porqué. Cuando alguien me hace daño, mi foco de atención se vuelve hacia el “causante” de ese dolor. Quiero atacarlo, castigarlo, que me pida perdón…. Puedo querer incluso eliminarlo y en ese movimiento…. ¿dónde estoy yo? ¿Quién me cuida a mí? Yo digo muchas veces en mis talleres que el primer responsable de mi bienestar soy yo mismo y sin embargo, buscando a mi enemigo, queriendo castigarlo, me he olvidado de mí. ¡Qué tragedia!

Así que cuando me digo que estoy siendo víctima de un ataque, antes de nada, quiero cuidar de mí mismo haciéndome las siguientes preguntas ¿Qué necesidades y valores universales, qué anhelos profundos y valiosos no están presentes en esta situación? ¿Cómo es posible que me haya olvidado de atender ese dolor tan profundo por el ansia de castigar al “enemigo”?

Para salir de ese paradigma de castigar al enemigo lo que quiero hacer es conectar conmigo y cuidarme. Quiero atender mi rabia, mi tristeza, ¿de dónde provienen? ¿Cuáles son los anhelos y las necesidades universales que hay detrás de estos sentimientos?

Me doy cuenta que siento todas estas emociones porque deseo y valoro profundamente el cuidado de las personas, tengo un gran anhelo de protección a la vida y me doy cuenta que valoro profundamente la comprensión mutua y la fraternidad. Cuando conecto con eso, que es mi esencia como ser humano, entonces puedo sentir una profundísima tristeza cuando veo que la policía golpea con sus porras a personas con los brazos en alto.

Cuando veo y recuerdo estas imágenes y conecto con estos valores y anhelos tan esenciales para mí, no hay rabia sino una profundísima tristeza. Mis lágrimas brotan, pero es una tristeza dulce porque me sirve para conectar con mi esencia, con mi luz, con mi dignidad y mi humanidad y que también me conecta con todos los seres humanos.

Por eso tiene sentido ahora la frase “Me perdono por haberme olvidado que soy luz y amor”. Si no puedo ver mi humanidad, ¿cómo puedo ver la humanidad de otro ser humano? Hasta que no haya llorado, hasta que no me queden más lágrimas, hasta que no esté saciado de empatía, hasta que no me rebose, no podré ver la humanidad que se esconde, aunque sea muy profundamente, tras la imagen y la etiqueta de mi enemigo.

En definitiva, no puedo ni quiero empatizar con ellos hasta que no haya hecho este proceso completamente. Primero quiero cuidarme y curarme, luego ya trataré de mirar hacia otro lado. Bastante tengo con lo mío…

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Segundo paso: empatizar con el contrario

¿Cómo trascender mi etiqueta de víctima? ¿Cómo puedo ver la humanidad en la persona que actúa con violencia, o que ordena actos violentos, especialmente cuando soy yo el que sufre esos actos?

¿Cuáles podrían ser las necesidades y valores universales que podrían estar detrás de esas personas cuando me digo que actuaron con violencia o que ordenaron actos violentos?

Me gustaría poner mi atención sobre los que ordenaron que se actuara de esa forma. ¿Qué valores y anhelos humanos les llevaron a eso? ¿Qué puede haber tras el “darles su merecido, ellos se lo han buscado”? ¿Qué anhelo y necesidad universal básica podría haber detrás de alguien que grita “a por ellos”?

He de decirte que llevo días tratando de responder esta pregunta, pero fue hace pocos días que, tras una conversación en la que una persona me escuchaba de forma profunda, me surgió un pensamiento que me impactó: “tú podrías hacer lo mismo que ellos: no eres mejor que ellos.” Desde luego no me resultó agradable porque pude entender (no justificar) ese comportamiento. Permíteme que te lo explique.

Lo que yo me imagino que podría pasar a las personas del gobierno de España en estos momentos es que sienten miedo, mucho miedo. Al menos eso es lo que yo sentiría si fuera un responsable político del gobierno de España y pensara en las repercusiones que tendría esa separación en los ámbitos económico, social, anímico, cultural…

Si además le unimos el hecho que el Gobierno es muy poderoso porque puede mover muchos recursos para imponer su opinión y su modo de interpretar la ley, entonces me parece entendible (no justificable) que usen ese poder para protegerse de ese peligro que supone que alguien quiera irse de España. Lo que trato d hacer es separar la necesidad (protección, autocuidado,…) de lo que se hace para satisfacer esa necesidad (utilizar la fuerza para imponerse).

Yo, si tuviera mucho miedo y fuera muy poderoso es muy probable que utilizara la fuerza para eliminar aquello que me estimula ese miedo, sin preocuparme mucho si eso disminuye el bienestar de otras personas. Por eso pensé “tú no eres mejor que ellos, tú podrías haber hecho lo mismo

Ahora bien, si alguien fuera capaz de darles empatía en vez de juzgarles de abusones, imperialistas o violentos, sería otra cosa muy diferente. Con escucha empática podrían reconocer cómo temen que uno de los contribuyentes al bienestar común quiera irse y afecte al resto de las personas.

¿Cómo puedo saber si sientes eso? Pues no lo sé, sólo estoy haciendo una suposición. Con ello sólo pretendo conectar con su humanidad, con aquello que tenemos en común todos los seres humanos: los anhelos de necesidades universales, aunque se utilicen medios muy poco sostenibles para alcanzarlos.

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Estrategias: mi propuesta

A mi modo de ver, el gobierno catalán quiere lo mismo que el español y también ve amenazado el bienestar de las personas que gobierna. Quiere protegernos de la violencia y proporcionarnos bienestar. Y también tiene miedo de ser eliminada como un territorio con personalidad e historia propia. El pasado pesa mucho y la historia está llena de ejemplos muy dolorosos que justifican este miedo. El día 1 de octubre fue otro lamentable ejemplo. Estamos cansados de no ser vistos, ni escuchados, ni reconocidos como pueblo.

Tenemos el mismo derecho a existir que la nación española. Queremos el derecho a ser tratados de igual a igual y no como una colonia al servicio de la metrópoli. No digo que esta percepción sea la verdad. Lo que sí digo es que esta es mi percepción.

Por eso creo que desde el reconocimiento mutuo, podrían sentarse los dos gobiernos para encontrar juntos una forma de relacionarse de igual a igual. Desde ese lugar podrían trabajar juntos para encontrar el bienestar mutuo de las personas que gobiernan. Soluciones en las que todos podrían salir ganando, en las que no hubiera ni vencedores ni vencidos.

Así que, ¿cómo podemos hacer para dar escucha a ambas partes para que puedan verse mutuamente, y para se reconozcan sus necesidades como legítimas?

Mi propuesta es una mediación internacional y muuuuucha empatía.   Mientras las dos partes no se reconozcan como legítimas y con derecho a existir y a ser reconocidas, no vamos a poder llegar a una solución acordada y me temo que el que tiene más fuerza (en mi opinión el estado español) tratará de imponerse.

¿Qué camino nos queda a los catalanes para ser considerados y vistos tan legítimos de existir como los españoles? ¿Cómo podemos hacer para que se encuentre una estrategia en la que también seamos tenidos en cuenta como legítimo otro? ¿Cómo hacemos si una de las dos partes se niega a reconocer a la otra parte como legítima y al mismo nivel?

Para acabar quiero confesarte que tengo mucho miedo a las reacciones violentas y de imposición de un vecino tan poderoso como España. Por eso mi preferencia es la independencia, porque me asegura una relación de igual a igual, sin imposiciones. Desde ahí podríamos trabajar juntos para encontrar formas en las que los dos salgamos ganando. Independencia no para separarnos de España sino para relacionarnos de igual a igual y crear relaciones de interdependencia, de igual a igual, de colaboración, sin sumisión ni rebelión.

Esta es me preferencia, y también estoy abierto a otras formas, siempre que se asegure esta sean de igual a igual, que es la forma de relacionarnos que yo considero más sana y sostenible.

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