Salgo del trabajo. Estoy cansado, más por lo que no he hecho que por lo que sí he conseguido acabar. Decido volver caminando. Al llegar cerca de casa me llama la atención una persona vestida con ropa excusionista. Lleva mochila y dos bastones bastante largos que utilizar para apoyarse, como si hiciera marcha nórdica. Pero no es así.
De hecho avanza intentando coordinar con mucha dificultad los movimientos de lo que para nosotros es algo fácil y habitual: caminar. Sin embargo para esa persona parecía una proeza.
Me digo: “Habrá tenido un ictus”.
Camina en dirección opuesta a la mía. Cuando nos cruzamos no puedo evitar girarme y me quedo unos segundos más observándole antes de seguir en dirección a casa. Entonces me doy cuenta que estoy emocionado, lo cual me sorprende. ¿Porqué?
En CNV decimos que lo que sentimos viene de valores universales y necesidades que están vivos en ese momento. Si me emociono, ¿qué valores y necesidades se despiertan en mi al ver a esta persona? Entonces conecto con la valentía, la superación, la disciplina, la aceptación, la vulnerabilidad…. y me digo: “Claro que me emociono. Qué importantes son para mi estos valores. «
……
Te invito a que te imagines en una situación similar ¿Qué sientes cuando te lo imaginas? ¿con que valores conectas? Ya me cuentas.
Buen viaje