Cuando alguien actúa de una forma que me disgusta o que me duele, la castigo para que la próxima vez actué de una forma diferente. Esta reacción se basa en la idea que la otra persona es la causa de mi dolor y evitar así que vuelva a hacer lo mismo. Sin embargo, este enfoque me impide conectar con lo que realmente quiero, además de tener un efecto negativo sobre la relación.
Si tienes una planta y no crece como quieres, ¿la castigas? Claro que no, porque eso no tiene ningún efecto sobre lo que quieres.
¿Hay alguna alternativa?
La propuesta de la #comunicacionNoViolenta es hacerme la pregunta: ¿Qué es lo que realmente anhelo y valoro que hace que este comportamiento sea doloroso para mi? ¿Qué puedo pedirme o pedir a la otra persona para atender eso que es tan importante y valioso?
Puede que me salga algo diferente al castigo. Si es así, ya tengo alguna alternativa. Lo que es seguro es que peor no me quedo.
Mi opinión es que, siendo consciente de lo que quiero, en vez de lo que no quiero, puedo evitar una situación tan absurda como la de castigar a una planta para que crezca como yo quiero.
¿Qué te parece?