Comportamientos incomprensibles

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Hace ya unos días, mientras esperaba montado en mi bicicleta a que se pusiera el semáforo verde, vi una cosa que me llamó la atención. Una persona de avanzada edad estaba cruzando por el paso de peatones. Aunque llevaba bastón avanzaba con bastante rapidez. Cuando estaba a punto de llegar al lado de la calzada en el que yo me encontraba se cruzó con unos jóvenes y justo en ese momento, intentó golpearles con el bastón y empezó a mascullar unas palabras indescifrables. No es que levantara el bastón para golpear sus cabezas. Era más bien un gesto para apartarlos de su camino. Los chicos le dijeron alguna cosa pero no le hicieron demasiado caso y continuaron su camino. El anciano, continuó avanzando hablándose a sí mismo en voz alta. Me quedé un rato escuchándole y pude entender algunas de sus palabras. Decía cosas como:

“Los jóvenes de hoy en día no saben caminar. ¡Yo iba por mi derecha! ¡ No hay derecho! …..”

Entonces pude construir una teoría del porqué de esa reacción aparentemente tan extraña o al menos incomprensible a primera vista. El anciano se había enfadado porque él consideraba que la manera correcta de ir por la calle es seguir la norma de andar por tu derecha. Los jóvenes con los que se había cruzado, no estaban respectando esa norma mientras él sí lo hacía por lo que la forma que encontró en ese momento de hacerse respetar fue tratar de o apartarles con su bastón. Es muy probable que en esos momentos también le pasara por la cabeza algún juicio acerca de la falta de respeto que tienen los jóvenes hacia las normas y hacia los ancianos.

Todo esto son conjeturas, sólo el anciano sabrá lo que pensaba, o seguramente, si le hubiésemos preguntado en ese momento, le hubiese resultado difícil contestarnos sobre todo lo que le pasó por la cabeza durante los pocos segundos que duró el incidente.

Pues esta anécdota me ha hecho reflexionar acerca de que los comportamientos de las personas pueden resultarnos incomprensibles. Y esto ocurre porque desconocemos qué es lo que le está pasando por la cabeza en ese momento. O simplemente no conocemos las circunstancias que enmarcan ese comportamiento. Para funcionar, cada uno de nosotros tiene su propio “mapa del mundo” y actuamos y respondemos ante lo que nos pasa en función de ellos (podéis ver el artículo  El mapa no es el territorio. ¿Cómo observas la realidad?). No comprendemos al otro porque desconocemos cuáles son sus juicios y opiniones con respecto a sí mismo, a las circunstancias y a las personas que intervienen. Tampoco conocemos las circunstancias pasadas de esa persona.

Conviene tener presente que todos funcionamos de la mejor manera posible teniendo en cuenta nuestras circunstancias y nuestros mapas el mundo. Entender el otro punto de vista, es decir, el mapa de la realidad que se ha construido la otra persona, no significa que lo compartamos. Sin embargo, el ser consciente que hay otros mapas, otras circunstancias que desconocemos nos puede ayudar a respetar el otro punto de vista y también nos ayuda ampliar el nuestro.

Siguiendo con la metáfora del “mapa de la realidad”, al igual que alguien que dispone de un mapa con más caminos que otra persona tendrá más posibilidades para tomar diferentes rutas que le lleven a su destino, también podríamos decir que si nosotros conocemos cual es el mapa de la otra persona, es decir cuáles son sus juicios y pensamientos, podremos tener más opciones de comportarnos de formas diferentes. Es decir, podremos ser más flexibles y por lo tanto decir que seremos más libres. Ya no reaccionaremos, que es lo que ocurre cuando hay una sola acción disponible.

Conclusiones.

En definitiva, creo que podemos concluir lo siguiente:

Primero. El comportamiento de una persona es sólo la parte externa de algo de lo que le está pasando (o pensando) esa persona.

Segundo. Cuando no entendemos el comportamiento de una persona es porque no estamos viendo la realidad con su mapa. Si realmente queremos entender que es lo que está pasando tendremos que intentar entender la realidad desde su propio mapa, es decir, tratar de entender cómo está viendo o viviendo esa realidad.

Tercero. Desde la posición que nos da el entender lo que está pasando, podremos tener más posibilidades para gestionar la situación. Es decir, que entender el mapa del otro nos ayuda a ser más flexibles y por lo tanto más eficaces en la consecución de nuestros objetivos.

Cuarto y último. Quizás no podamos llegar a conocer cual el mapa de la otra persona. Sin embargo, el sólo hecho de saber que el otro puede tener un mapa diferente al mío, me puede ayudar a saber respetar los juicios, opiniones y comportamientos de los demás sin necesidad de enjuiciarlos. Recordemos que respetar no significa necesariamente compartir.

Espero que os sea de utilidad.

 

¡Buen viaje!

 

 

 

 

 

 

 

 

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