– Perdone – dijo un pez a otro- usted es más viejo y tiene más experiencia que yo, y probablemente podrá ayudarme. Dígame: dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? Lo he estado buscando por todos los sitios, sin resultado.
–El Océano– respondió el pez anciano-, está donde estamos ahora mismo.
– ¡¿Esto?! Pero si esto es sólo agua… Yo estoy buscando el Océano. – replicó el joven pez absolutamente decepcionado, mientras se alejaba nadando para buscarlo en algún otro lugar.
Anthony de Mello
Hoy he querido empezar con este breve relato porque me recuerda a la actitud que tenemos las personas ante la búsqueda de grandes cosas, como podría ser la búsqueda de la felicidad. Quiero llegar a ella, la experimento brevemente y luego se me escapa entre los dedos. Entonces me pregunto, ¿dónde está este lugar tan fantástico? Cuando alcance la felicidad … ese tiene que ser un lugar inmensamente maravilloso…
Es como el joven pez que está en la búsqueda del Océano. Lo busca esperando encontrar un lugar extra-ordinario, es decir, un lugar fuera de lo ordinario, lo que le impide buscar en lo ordinario, en lo cotidiano. El Océano no puede ser eso que tiene justamente delante de sus ojos y eso le impide ver lo evidente.
Así que me pregunto, ¿puede ser que la felicidad esté delante de mis ojos y yo no me esté dando cuenta? ¿Dónde puedo encontrar la felicidad si no es precisamente en este mismo momento? ¿Qué harías diferente si esto pudiera ser verdad?
¡Buen viaje!
Un relato muy sencillo pero profundo, bien es verdad que estamos rodeados (incluso diría»acosados» )por un paradigma del materialismo insoportable, como la liebre que quieres alcanzar y resulta que no la puedes coger nunca, y ahí estamos metidos.
Un saludo.
Muy buen relato, seguro todo el mundo se puede aplicar esta moralje al menos una vez en la vida, y es que la felicidad suele estar más cerca de lo que pensamos.
Gracias por dejar tu comentario. Us saludo.