Imagina la siguiente situación. Una mujer llega a casa después de un día muy duro en el trabajo y quiere que su pareja le escuche y le de atención. Sin embargo, no lo consigue a pesar de sus comentarios acerca lo duro que ha sido el día para ella. Entonces piensa: «debería darse cuenta que estoy fatal y tenerme un poco de atención«. Hace algún comentario más en la misma línea, con idéntica respuesta, y decide esperar para ver si de da cuenta. Pasan las horas pero la situación no cambia. Cada vez está más enfadada con su pareja porque sigue sin darse cuenta. Al final le dice:
– Estoy enfadada porque no me escuchas.
– Sí que te escucho. Has dicho que has tenido un día muy malo en el trabajo. Como yo, pero yo no estoy de morros como tú.
– …
En resumen, al llegar a casa tenía una gran necesidad de ser escuchada. Se enfada porque su pareja no se da cuenta de ello, no consigue esa escucha y sin saber cómo ha podido pasar, los dos acaban enfadados.
¿Cómo podría producirse una conversación que fuera más eficaz para conseguir escucha y compresión? En este post voy a tratar de dar respuesta a esta situación concreta como algo aplicable a situaciones en las que alguien necesita ser escuchado y no lo consigue, ¿te interesa?
Antes de entrar en detalles me gustaría hablarte sobre algunas distinciones que nos ayudarán a construir respuestas más eficaces.
Cuidado con las expectativas: la diferencia entre pedir y esperar.
Una expectativa es, en muchas ocasiones, una petición que no hacemos explícita. En nuestro ejemplo, yo espero que la otra persona me escuche de una determinada forma pero no hay una petición formal y concreta para que la otra persona lo haga. Simplemente, espero que lo haga porque «debería darse cuenta». Vale, ¿y si no se da cuenta? ¿Para qué no pido?
Fíjate que si yo necesito algo que es muy importante para mí y no lo hago, deberá haber una muy buena razón. Pedir supone expresar de forma clara que necesito algo, lo cual supone declarar mi vulnerabilidad y en muchas ocasiones confundimos ser vulnerables a ser débiles. (Ser vulnerable no es lo mismo que ser débil)
Otra cosa que ayuda a entender porqué no pedimos con claridad es que confundimos sugerir con pedir. Si lo aplicamos al ejemplo de antes, decir que estoy cansado no es pedir que me pregunten cómo estoy. Al hacer esta clase de comentario yo sugería que fuese escuchado pero, si esa sugerencia no se interpreta como a mí me gustaría, entonces se queda al nivel de las expectativas.
Así que, si quiero algo y no lo pido luego no puedo quejarme porque no me lo den, ¿no te parece?
No es lo mismo causa que estímulo.
Si eres un lector habitual de mi blog seguro que ya has leído sobre esta distinción en varias entradas (Diferencia entre causa y estímulo). Para los que no, sólo quiero recordar que las personas nunca son los que causan cómo me siento aunque sí que es cierto que pueden ser un estímulo. Aplicaré esta distinción a la situación que he expuesto.
Al llegar a casa tenía una gran necesidad de ser escuchada. Sin embargo no recibí esa escucha y entonces me enfadé. El hecho de no recibir la atención que esperaba estimuló mi enfado. Sin embargo, si yo no tuviera esa necesidad de escucha no me hubiera enfadado, aunque la otra persona hubiera actuado de la misma forma.
Supongo que te puedes preguntar. Vale, el otro no es culpable de cómo me siento, pero si yo no me siento bien con lo que hace esa persona, ¿qué pasa conmigo? ¿Significa eso que lo que yo necesito no cuenta?
No, decir eso significaría que yo no soy importante. Lo que quiero decir es lo siguiente. Si yo me siento mal es porque el comportamiento de la otra persona me está indicando que me está faltando alguna cosa a mí. Eso no significa que el otro sea culpable que yo me sienta mal y eso también significa que puedo pedir a la otra persona desde lo que yo necesito, desde lo que me está faltando y no exigiendo que se deba comportar de una cierta forma porque la considero la causa de cómo me siento, ¿ves la diferencia?
Cómo pedir que me escuchen de una forma eficaz.
Ahora que tenemos claro estos principios podemos construir una respuesta lo más eficaz posible. Para llevarlo a la práctica recojo la situación que hemos planteado al principio para ver cómo podría desarrollarse teniendo en cuenta lo que hemos visto hasta ahora. Recordarás que la conversación empezaba con:
-Estoy enfadada porque no me escuchas.
Esta frase lleva implícita la idea que la otra persona es la culpable que yo esté enfadado. Cuando pienso de esta forma la conversación se va a mover en el marco según el cual la otra persona es la culpable y claro, yo soy la víctima. ¿Qué ocurre cuando dicen a alguien que es el culpable de alguna situación? Yo no sé qué te ocurre a ti, pero lo que yo hago es ponerme a la defensiva y empiezo a explicar todas las cosas que justifican mi comportamiento. Porque si el otro tiene sus razones yo también tengo las mías.
Cuando se entra en esta dinámica no hay escucha, sino un conjunto de monólogos en los que cada uno dice lo que quiere sin escuchar al otro. Así que, si pensamos que el otro es el culpable de cómo me siento yo, obtendré cualquier cosa menos ser escuchado, que es lo que yo quería. Puedo estar cargado de razones pero eso es absolutamente irrelevante si tengo en cuenta lo que yo deseo, que es ser escuchado.
De lo que se trata ahora es de encarar la situación desde la responsabilidad por lo que cada uno siente. La situación podría ser algo así como lo siguiente:
Me doy cuenta que me gustaría que mi pareja me escuchara de forma que él pudiera oír y sentir lo que yo estoy sintiendo en esta situación. Esta es la clase de escuha que necesito así que voy a pedir.
– Me siento cansada y triste y necesitaría que me escuches. ¿Te va bien si nos sentamos un rato para hablar?
(aquí estoy expresando mi vulnerabilidad. Desde luego, hay que tener un punto de valentía y confianza para poder hacerlo…)
– Vale, te escucho
– Lo que me ha pasado es que ..bla bla bla …
– Oye, mira, lo que tendrías que hacer es … bla bla bla
(Eso no es lo que estaba esperando. No quiero que arregle nada, sólo quiero que me escuche y se dé cuenta de cómo me siento. Estoy frustrada porque me encantaría que no tuviera que decírselo. Sin embargo quiero intentarlo de nuevo porque sería fantástico que fuera él el que me dé la escucha)
– Mira, no quiero que me des consejos, ni que soluciones la situación, sólo quiero que escuches cómo me he sentido cuando me ha ocurrido esto. No estoy segura si me explico…
– No, no entiendo.
y se cruza de brazos con una pose seria…creo que está frustrado y enfadado. Le daré un poco de empatía y trataré de ser más concreta
– Me parece que te has enfado un poco porque no sabes muy bien lo que te estoy pidiendo, ¿es así?
– Sí. Además yo también estoy cansado.
(Entiendo que él está haciendo un esfuerzo para escucharme aunque no lo hace de la forma que a mí me gustaría)
– Supongo que quieres que tenga en cuenta que estás intentando escucharme. ¿Es así?
– Sí, además, si quieres que te escuche es para que te aconseje, ¿no? Sino, no entiendo para qué me pides que te escuche.
(Quiere ser útil y dar consejos es su forma de hacerlo. No se da cuenta que yo quiero otra forma de escucha…)
– Mira, ahora, lo que más me ayudaría, mucho más que tus consejos, es que escuches lo que me ocurre sin tratar de arreglarlo. Quizás te resulte extraño pero a mi es lo que me vendría muy bien ¿estarías dispuesto a hacerlo ?
– Me resulta extraño pero lo voy a intentar. Cuéntame qué te ha pasado que yo te escucho.
Otros posibles finales
Pudiera ocurrir que la otra persona no esté en disposición de escucharnos. Entonces, ¿Qué hacemos si nosotros necesitamos escucha de forma urgente y al que le hemos pedido escucha no puede dárnosla?
Ya hemos visto en otras entradas que lo que diferencia una petición de una exigencia es que cuando pedimos, estamos abiertos a que nos den un «no» como respuesta. Si me enfado cuando me dan un «no» significa que en realidad era una exigencia. Escuchar un «no», nos puede llevar a investigar a que está diciendo que «sí»con ese «no» y tratar de encontrar una salida a nuestra petición de forma que pueda satisfacer a ambas partes. Pero, si después de ello, la otra parte mantiene su negativa, forma parte de la petición el respeto a esa decisión.
Por otra parte, entiendo que en el ejemplo que hemos visto, recibir empatía de la pareja es más satisfactorio porque, aparte de la empatía, hay una necesidad de proximidad e intimidad que con otra persona puede que no se tenga. Pero ten en cuenta que las Necesidades Universales, según la CNV, no necesitan de una persona, lugar o acción específico para ser satisfechas. Si es así, es que confundo una necesidad con una estrategia. Así que, si no encuentro empatía con esa persona, puedo buscarla en otra persona. El único responsable que conseguir satisfacer mis necesidades soy yo y no puedo no puedo hacer responsable de eso a los demás.
Además, imagínate que yo te dijera que tú eres la única persona en el mundo que puede satisfacer mi necesidad de escucha y empatía. Para mí sería una responsabilidad tan grande que me resultaría muy difícil poder escucharte de una forma auténtica y profunda. Porque, si no lo hago como tu esperas, entonces seré el responsable de tu desdicha. La escucha verdadera nace de una voluntad libre de hacerlo. Cuando es forzada, no sale bien. Así que, si me dices que yo soy el único en la faz de la tierra que puedo escucharte, eso, por si mismo me va impedir hacerlo, ¿no crees?
Cierre
En esta situación, una de las personas es la que tiene una necesidad imperiosa de escucha mientras que la otra no, o por lo menos, en un grado mucho menor.
Fíjate también que, en un momento de la conversación, la persona que esperaba empatía no la recibía y ha tenido que ser ella ha dado empatía a la otra persona para que pudiera abrirse y así ha sido posible recibirla.
Esto ha sido posible porque ha hecho el ejercicio de hacerse cargo de sus sentimientos, ha podido darse cuenta qué es lo que necesitaba, ha tomado la responsabilidad de hacerse cargo de lo que necesitaba y ha hecho la petición. Esto es un trabajo que no siempre es fácil.
La situación es muy diferente cuando son las dos personas las que necesitan urgentemente empatía y escucha, porque entonces la conversación se convierte en un conjunto de monólogos reclamando escucha mutua. Cuando eso ocurre ya entramos en un dinámica diferente: la gestión de conflictos. En el blog, puedes hacer una búsqueda por «gestión de conflictos y encontrarás material abundante que puede serte de utilidad.
Buen viaje