Hola. Hoy quiero hablarte de una palabra que se utiliza con mucha frecuencia, sobretodo en mundo empresarial y que es absolutamente aplicable al entorno personal. Se trata de la pro-actividad y te explicaré cómo la entiendo yo, cual es el impacto positivo qué podría tener en tu vida personal y profesional, y cómo se hace para ser más pro-activo ¿te apetece?
La pro-actividad
Antes de nada me gustaría que nos pongamos de acuerdo sobre lo que es ser pro-activo. Uno de los autores, que a mi gusto mejor lo explican es Stephen Covey. En su libro, los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, cita el ser pro-activo como uno de esos hábitos clave. Pero para entenderlo mejor, casi te explico antes otra cosa.
El círculo de preocupación y el círculo de influencia.
En general las personas nos preocupamos de aquellas cosas que nos importan: la salud, los hijos, los problemas del trabajo, la paz mundial,… mientras que hay cosas que no nos inquietan. Así que podríamos dibujar un círculo imaginario llamado círculo de preocupación y dentro de él pondríamos las cosas que nos preocupan para separarlo de las cosas que no nos importan.
Si haces una revisión de eso que está dentro de tu círculo de preocupación, te darás cuenta que algunas cosas sobre las que no tienes ningún tipo de control. Sin embargo hay cosas que sí están tus manos. Así que, podría dibujar otro círculo, dentro del primero, donde poner las cosas que me preocupan y de las que puedo ocuparme. Eso sería el círculo de influencia. Para que quede un poco más claro te pondré un ejemplo.
Supón que me preocupa el futuro de mis hijas. Podría dibujar mi círculo de preocupación referente al futuro de mis hijas. Dentro de él pondría cosas como por ejemplo, la situación del mercado laboral. Eso estaría dentro del círculo de preocupación pero fuera del mi círculo de influencia porque mi capacidad para modificarlo prácticamente nulo. Ahora bien, si mis hijas están bien preparadas afrontarán ese futuro con más garantías, así que la educación de mis hijas, lo pondría dentro de mi círculo de influencia, porque eso sí que queda dentro de las cosas sobre las que puedo influir. ¿Ves la diferencia?
Entender esta distinción puede tener un impacto fundamental en mi vida porque las personas pro-activas, centran sus esfuerzos en el círculo de influencia y no en el de preocupación. Eso no quiere decir que no tengan en cuenta el círculo de preocupación. Al contrario, tener conciencia de él me indica lo que es importante y esencial en mi vida. Pero una vez hecho esto, si soy pro-activo centraré mis esfuerzos en buscar aquello que yo puedo hacer para mejorar o favorecer eso que me toca vivir y me olvidaré de aquello que está fuera de mi alcance. Es lo contrario de ser una persona reactiva. (Estímulo y reacción)
Lo más potente de este enfoque es que, entro en una dinámica de «círculo virtuoso» y abandono el «círculo vicioso» de la queja y el resentimiento. Cuando yo decido dejar de gastar energía en quejarme y en sentir la lástima de mi mismo por lo que me está ocurriendo y me centro en aquello que yo podría hacer, lo que consigo es aumentar el círculo de influencia a costa del de preocupación. Es decir, que cosas sobre las que antes, aparentemente, no tenía capacidad de influir ahora descubro sí puedo actuar, lo que me permite transformar aquello que me ha sucedido y que no me satisface. Este tipo de personas crean su propio futuro.
Ampliar el círculo de influencia: ¿cómo se hace?
Yo creo que es alentador saber que mi actitud ante las circunstancias puede llevarme a hacer cosas que transformen mi realidad insatisfactoria y que me aleja de la pasividad que provoca la queja y el resentimiento. Ahora bien, saberlo o entenderlo a nivel intelectual, aunque es necesario, muchas veces no es suficiente. Por mucho que me digan, o que me diga, «hay que cambiar de actitud«, muchas veces soy incapaz de ver nada que pueda hacer para que cambie mi situación.
En mi opinión, esto ocurre porque estoy buscando soluciones en el mismo lugar que se han creado (¿Dónde buscas las soluciones a tus problemas?). Buscar en otro sitio implica que hay algo que tiene que cambiar en mi para que pueda mirar con otros ojos lo que me está pasando y eso supone un proceso ¿Quieres saber cual es?
La aceptación.
El mecanismo de la aceptación me transforma de tal manera que va a provocar en mi ese cambio de mirada que me permite ver posibilidades donde antes sólo habían preocupaciones fuera del alcance de mi mano. ¿En qué consiste la aceptación? Una persona acepta cuando puede decir sí a lo que ha ocurrido de una forma tranquila, sin juzgar y sin querer que eso que ha ocurrido sea diferente a lo que es. Fácil de decir y difícil de hacer. Digo que es difícil porque lo hacemos más difícil de lo que a priori ya es. Creo que te lo voy a explicar con un ejemplo.
Supón que voy con mi auto a una cita importante y de repente me doy cuenta que he pinchado. ¿Qué es lo que hago? Me enfado mucho y pienso cosas como las siguientes:
«Mira que es tener mala suerte, voy a pinchar justo en este momento, con lo importante que es la cita.» , «No hay derecho, sólo me pasa a mi», «Es totalmente injusto»
…
Observa con cuidado todos estos pensamientos, ¿dónde estoy poniendo toda mi energía? En la queja, la lástima en mi mismo y en aquellas cosas que están fuera de mi círculo de influencia como por ejemplo, querer cambiar una cosa que es imposible: he pinchado la rueda me ponga como ponga. Esto es un síntoma que no he aceptado la situación y me rebelo contra eso. Mientras mi foco está ahí, no puedo ver mi círculo de influencia. Ahora bien, ¿qué pasaría si yo pudiera hacer el proceso de aceptación?
Como ya he dicho, la aceptación es un proceso que lleva un tiempo que depende de cada persona y de la realidad que pretendo aceptar. Así, no es lo mismo que pinche una rueda o que se muera una persona querida. Quizás el contraste te parezca muy exagerado, aunque el proceso es el mismo porque consiste en dejarse sentir la tristeza por esa pérdida. Muchas veces, quiero escaparme de sentir eso que es desagradable. Quiero tomar un atajo que lo que me lleva es a hacer un camino más largo.
El proceso de aceptación supone que durante un tiempo, que depende de la situación y de la persona, y que puede ir desde unos pocos minutos a unos cuantos meses, me deje sentir la tristeza y la rabia por eso que me acaba de suceder. ¿Cómo? Dándome ese espacio para que pueda elaborar esa pérdida. Para verlo quisiera volver al ejemplo de antes. Mi diálogo interno podría ser algo así:
«Reconozco esta rabia porque para mí es muy importante la reunión a la que voy, hay mucho trabajo que me encantaría que no se perdiese y hay una reputación que me ha costado mucho conseguir y que no quisiera perder. En mi vida los valores del esfuerzo y el compromiso son muy importantes, y el riesgo de perder todo esto me rebela»
Entonces puedo permitirme sentir esa rabia, porque es legítima. Es más, creo que es necesaria, porque me indica los valores fundamentales que rigen mi vida y además moviliza mi energía que podría utilizar para salir de la situación en la que me encuentro.
A partir de este momento puedo hacerme la pregunta fundamental ¿Qué puedo hacer yo para salir de esta situación? Es decir, ¿qué cosas pueden haber dentro de mi círculo de influencia? Te digo que ahora es el momento y no antes porque ahora ya he aceptado lo que es y puedo mirar hacia adelante y no hacia lo ha que pasado. Ésta es la transformación de la que te hablaba y que me deja ver cosas dentro de mi círculo de influencia. Si me encuentro que vuelvo a mirar hacia el pasado para lamentarme y quejarme es que todavía no he acabado el proceso de aceptación.
Volvamos al ejemplo. Si yo he conseguido transformarme a través de la aceptación entonces, mi diálogo interno podría ser algo parecido a esto.
… «A ver, cuánto tiempo me queda para llegar a la cita? No sé si tengo tiempo para cambiar la rueda y llegar a tiempo así que lo primero que haré es llamar a mi asistencia técnica para ver cuánto tiempo les llevaría llegar y reparar la avería. Cuando sepa eso llamaré a las personas de la cita para avisarles, y para proponerles un retraso a la reunión. No, no quiero que se retrase la reunión, es demasiado importante. Dejaré mi vehículo aquí y pediré un taxi así llegaré a tiempo. Creo que esto es lo mejor que puedo hacer…
Como puedes ver, la aceptación me ha permitido poner en marcha mi imaginación para encontrar cosas que pueden transformar la realidad. Es decir, que amplío mi círculo de influencia y, al mismo tiempo, reduzco el de preocupación. ¿Queda ahora un poco más claro?
Conclusiones.
En este artículo hemos visto juntos lo qué significa ser proactivo y cual es la diferencia entre el círculo de preocupación y el de influencia. También hemos visto que entender esta diferencia puede significar que yo pueda tomar las riendas de mi vida y deje de comportarme como una víctima de las circunstancias y del comportamiento de otras personas.
También hemos visto que entender esta diferencia es una condición necesaria pero puede no ser suficiente para que cambie mi perspectiva y he tratado de explicarte con un ejemplo cómo el proceso de aceptación me transforma y cómo gracias a esa transformación, puedo cambiar mi mirada y puedo ver cómo ampliar mi círculo de influencia. Eso transforma mi realidad e impacta positivamente en mi vida porque paso de ser una víctima de las circunstancias a protagonista de mi vida.
Así que, la próxima vez que tengas una dificultad, te puedes acordar del círculo de preocupación y de influencia y de cómo el proceso de aceptación te puede transformar para que entres en la dinámica del círculo virtuoso que transformará tu vida. Yo no quiero esperar a que venga un súper-héroe que me rescate de mis problemas, no sea que tarde mucho en venir 😉
¡Buen viaje!