¿Hay alguien que no le guste ser querido? Yo creo que a todo el mundo le gusta. Ahora bien, yo me pregunto, ¿qué me pasa cuando me quieren? Supongo que si respondo sin pararme a pensarlo mucho lo que me sale es «cuando me quieren me siento bien». Así que, quiero que me quieran porque eso me hace sentir bien aunque no sepa muy bien cómo es eso de sentirse bien. En contrapartida, si no me quieren, no me siento bien. Así que parece lógico plantearme hacer todo lo posible para que me quieran.
Me gustaría reflexionar contigo un poco más respecto a esta manera de plantearse el asunto ¿Qué me pasa cuando actúo de esta forma? Pues que, como tengo que complacer a los demás para que me quieran yo paso a un segundo plano. Parece que tenga que renunciar a mi para conseguir la estimación de los demás. Además esto se convierte en un trueque: yo hago cosas para que me quieras y tú tienes que quererme como contrapartida. La otra cara de este asunto es que, como no me quieras, estaré resentido contigo porque deberías tener en cuenta todos los sacrificios que he hecho para que me quieras. ¡Ufff !, suena extraño eso de obligar a alguien a que me quiera.
En conclusión, esta forma de entender el querer y que te quieran supone un dilema: o me quiero y tengo en cuenta lo que necesito a costa de perder el amor de los demás, o quiero a los demás a costa de no quererme a mi. Siempre hay una pérdida. ¿Habría otra forma de pensar en la que no tenga que renunciar a nada?
Mi propuesta
Antes de proponerte algo que te adelanto quizás te pueda sorprender, quiero hacer una consideración más. Me gustaría que te preguntes otra vez, qué te ocurre cuando la gente te quiere, pero ahora trata de pensarlo con más profundidad.
……
No sé qué te pasa tí, pero lo que me sale a mi es que, el hecho que los demás me quieran es como si fuera un acto que reconoce que soy valioso. Es como si reconocieran que soy digno de ser querido porque los demás ven algo digno y valioso que merece ser querido. Así que, si necesito mucho que me quieran implica que necesito mucho que me digan que soy valioso y digno de ser apreciado. Si necesito con mucha intensidad que me lo digan, ¿no te parece que quizás me falta reconocerlo en mi mismo?
Si esto es cierto entonces significa que yo mismo no soy capaz de ver cosas valiosas y dignas de ser queridas. Por lo tanto ¿cómo puedo pretender que los demás vean algo valioso en mi que ni yo mismo soy capaz de ver? Llegados a este punto parece que para que me quieran tengo que volver el foco hacia mi mismo y preguntarme, ¿me quiero lo suficiente? ¿me considero una persona valiosa y merecedora de ser querida?
Vale, ya sé que es una pregunta difícil de contestar así que, si quieres responder, te lo voy a poner un poco más fácil. Te propongo que pienses en alguien que quieras mucho y de forma auténtica. ¿Qué valoras especialmente de el/ella? ¿Qué es lo esencial en esa persona? ¿Qué es lo que hace que surja esa profunda estimación hacia el/ella? Por favor, piénsalo con calma …
….
No sé qué habrás respondido a esta pregunta porque cada uno de nosotros vemos cosas diferentes en los demás y tenemos una escala de valores propia. Ahora bien, estoy seguro que en esa persona hay luces y por lo tanto sombras. Cuando dices que quieres a esa persona de forma auténtica, ¿separas las luces de las sombras para amar lo que valoras y despreciar lo que rechazas? ¿Esa persona que tu amas sería la misma si te quedaras sólo con una parte, aunque fuera sólo la luminosa? ¿La amarías de la misma forma?
…
Bueno, querido amig@ (después de lo que hemos andado juntos creo que podríamos serlo) desconozco qué te ha pasado en esta indagación y quiero compartir contigo lo que me ha pasado a mi. Cuando pienso en la persona querida me doy cuenta que amo y acepto toda su totalidad, sus luces y sus sombras, porque todo ello es un conjunto que hace de esa persona alguien único y especial y es precisamente ese todo lo que yo estimo con todo mi corazón.
Así que, ahora te pido que volvamos a la pregunta, ¿te quieres lo suficiente? Como ya has hecho un trabajo pensando en una persona que estimas profundamente lo que se trata es que lo apliques sobre ti mism@. Para ello te propongo un pequeño juego: Piensa en ti tal como eres ahora mismo, incluyendo tus luces y sombras. Ahora …
… Eres alguien que se quiere de forma absoluta e incondicional en este mismo instante. Te aceptas como un todo, incluyendo tus luces y tus sombras, porque esa combinación te hace único. Este todo único y especial es digno de ser querido ya, en este mismo instante. No tienes que hacer nada más, porque ya eres. Date espacio para vivirlo.
¿Qué tal sienta eso?
….
Desde esa sensación, ¿tienes una imperiosa necesidad que te quieran?
…
Desconozco qué te ha pasado. Lo que surge en mi cuando me planteo esto es que habrá personas que me quieran y habrá personas que no. Los que me quieran, lo harán auténticamente, y los que no, no me querrán también de forma auténtica y absolutamente legítima. Y esto es valioso en sí mismo porque es auténtico. Es así y nada más. Así que la pregunta deja de tener sentido para mi.
Vivirse uno mismo desde aquí también me deja espacio para poder desarrollarme como persona desde la autenticidad, sin pretender ser quien no soy. No hace falta hacer cosas para que me quieran. Haré cosas desde mi voluntad y conciencia de querer desarrollar aquellas cualidades que todavía no se han manisfestado porque no las he trabajado lo suficiente. Pero ya no hay que hacer nada para ser querido porque yo ya soy valioso en este mismo instante. Qué descanso, ¿no?
Conclusión
¿Hasta que punto eres capaz de amarte y aceptarte como un todo, con tus luces y sombras, de forma incondicional? ¿No será que la demanda a los demás para que te quieran es en realidad una llamada a quererte y aceptarte de forma auténtica e incondicional? Por otra parte, ten en cuenta que aceptarte de forma incondicional no significa renunciar a desarrollar aquellas partes tuyas que no te gustan. Pero hacerlo desde la aceptación no es lo mismo que hacerlo desde el rechazo. Supongo que te estarás preguntando cómo se hace esto. Si me lo permites, lo dejaré para un próximo post.
¡Buen Viaje!