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Dar y recibir feedback es una parte esencial tanto en mundo de las empresas como en el personal. Las personas interactúan con nosotros y eso no impacta. Unas veces esa influencia es positiva, nos enriquece y por lo tanto nos gustaría que eso efecto se incrementara. Sin embargo, otras veces esa interacción disminuye nuestro bienestar, por lo que preferiríamos reducir o eliminar ese efecto negativo. Así que la necesidad de explicar a los demás que nos ocurre y darles feedback se convierte en un elemento esencial para cuidar de nuestro bienestar.

En relación a esto y antes de continuar con el tema de feedback, me parece importante señalar que los demás son sólo un estímulo de lo que me pasa pero no son su causa. Lo que quiero decir con esto es que, ante un mismo estímulo las personas podemos responder de forma totalmente diferente. Sino piensa en alguna situación en la cual, una acción tuya haya sido vivida por las personas de tu entorno de forma muy diferente. Si lo que hacemos fuera la causa de lo que sienten los demás, todo el mundo reaccionaria de la misma forma ante el mismo estímulo y la experiencia nos demuestra que no es así. Es más, incluso nosotros mismos podemos sentir cosas diferentes ante el mismo estímulo dependiendo del momento vital en el que estemos o de nuestro estado físico o emocional. Así que lo que hacen los demás influyen en mis sentimientos pero no los determinan.

Entonces, si esto es así, significa que los demás dejan de ser los culpables cuando hacen algo que disminuye mi bienestar. Asumir eso supone entrar en un nuevo mundo en el que ya no hay culpables y dejan de estar justificadas las amenazas y los castigos que pretenden forzar a los demás para que «depongan su actitud». En este nuevo mundo ya no hay buenos ni malos, víctimas ni verdugos y yo dejo de tener TODA la razón.

Pero entonces se me abre una pregunta, ¿qué hago con lo que siento cuando los demás hacen alguna cosa que disminuye mi bienestar si ya no son ni los causantes ni los responsables? Si no hay nadie a quien echar la culpa de cómo me siento, ¿qué hago para cuidar de mi bienestar? Porque darme cuenta de esto no hace que el mundo sea mejor para mi…

Mi respuesta es que, lo que me gustaría es que los demás cambiasen su forma de comportarse, pero sólo si lo hacen de forma voluntaria porque quieren contribuir a mi bienestar y eso es más probable que lo hagan si pido desde lo que yo necesito admitiendo que soy vulnerable en vez de exigir a los demás cómo deben de comportarse para que yo me sienta bien. Porque cuando exijo, los demás sólo tienen dos alternativas: o se someten o se rebelan y yo no quiero ninguna de las dos cosas. No quiero que cambien su forma de actuar por miedo a mis amenazas, porque los castigue o porque los manipule haciéndoles sentir culpables de cómo yo me siento. Ese es un juego en el que a la larga todos perdemos.

Darme cuenta de que cuando interactúo con los demás soy vulnerable y tengo necesidades y valores que quiero respetar y cuidar me ayuda a darme cuenta que mi bienestar está en mis manos. Así que, siempre puedo pedir desde lo que necesito y si los demás no quieren contribuir desde el corazón a mi bienestar siempre puedo encontrar otras alternativas y estrategias, porque ya sé cuales son las necesidades y los valores universales que son valiosas para mi en ese momento.

Darme cuenta de esto me da a mi y a los demás apertura de posibilidades y también algo que yo valoro muuuucho: libertad.

¡Buen viaje!

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