Creo que es honesto reconocer que todos tenemos alguna escena temida, es decir, una situación que da miedo y trato de evitar. Al menos a mi me pasa. Pues resulta que la semana pasada vi la película «Divergente» y se me ocurrió que el método que utiliza la protagonista para superar una de las pruebas, la puedo aplicar para encontrar soluciones eficaces a mis escenas temidas. Si te interesa saber en qué consiste este método para comprobar si lo puedes aplicar en tu propio caso, este artículo podría serte de utilidad. ¿Me acompañas?
Como te decía, en la película Divergente, una de las pruebas que deben pasar los aspirantes a formar parte de la facción Osadía consiste en enfrentarles a sus miedos más íntimos y profundos mediante una simulación. Para eso les inyectan una sustancia que les provoca unas alucinaciones de situaciones que producen esos miedos tan profundos. Mientras, con la ayuda de una máquina, entran en la mente de la persona para observar cómo se desenvuelve el aspirante en esa situación límite y para comprobar si son capaces resolverla en un cierto tiempo.
Algo que me llamó la atención es que, como cada persona es única, igualmente, los miedos más profundos también son diferentes en cada persona. Lo que puede resultar terrorífico para una persona, no lo era para otra. Así que, en realidad, no es que las cosas den miedo, sino que las personas tenemos miedo a las cosas. Por lo tanto el miedo está en mi, no en las cosas, lo cual me llena de esperanza porque, si esto es así, yo puedo hacer algo para cambiarlo, mientras que si fuera al revés, yo no tendría ningún tipo de influencia para cambiarlo. En otros artículos ya he tratado sobre eso, así que, hoy quiero ir por otro lado.
Volviendo a la película, cuando hacen la prueba a la protagonista, que es una persona «divergente», el resultado resulta sorprendente, porque resuelve las situaciones límite de la simulación de una forma mucho más eficaz que el resto de las personas. ¿Cómo lo consigue? De una manera muy curiosa. La persona «divergente», se da cuenta que la situación que está viviendo no es real. De alguna forma puede darse cuenta que eso que está viviendo es sólo una simulación, a pesar que la sensación de miedo sí que es real. Eso le proporciona una perspectiva diferente al resto de las personas, lo cual le da la capacidad de encontrar soluciones imaginativas y tremendamente eficaces, que los otros son incapaces de encontrar.
Vivimos en mundos imaginados
Te cuento esto porque yo pienso que a nosotros nos pasa algo muy parecido. Vivimos continuamente inmersos en nuestros propios pensamientos. Los pensamientos son como películas que nos contamos, que a veces se disparan con las cosas que nos ocurren. Unas veces son películas de ciencia ficción, otras veces son películas basadas en hechos reales, otras veces son películas históricas, pero son sólo películas, o si lo prefieres, sueños. Lo que ocurre es que parecen tan reales que los confundimos con la realidad misma. Eso ocurre porque la emoción que vivimos al pensar lo que pensamos, sí que es real. Sin embargo lo que pensamos e imaginamos no lo es, porque los pensamientos habitan en nuestro interior y la realidad de los hechos, vive de piel hacia fuera.
Aplicando el método de la protagonista de «Divergentes»
Lo que da ventaja a la protagonista para encontrar soluciones a sus escenas temidas es el hecho de darse cuenta que eso que se está imaginando y viviendo no es real. Lo que te propongo es hacer lo mismo. Permíteme que ponga un ejemplo para ver cómo podríamos aplicarlo.
La escena temida
Supón que tengo que hacer una presentación en público y eso me da miedo porque pienso que «me pondré tan nervioso que me bloquearé y me quedaré en blanco» o que «alguien me hará una pregunta que no sabré responder, me pondré nervioso y otra vez me bloquearé«. O pienso que «me encantaría poder trasmitir eso que quiero explicar de manera que llegue lo más claramente posible y al mayor número de personas y me inquieta no encontrar la mejor manera para hacerlo,… » Y al pensar en ello tengo más y más miedo…
Aplicando la «solución divergente»
De lo que se trata es de diferenciar lo que es real, de lo que es una «película». Lo que es real es la sensación del miedo porque la puedo sentir y comprobar. Lo que es una película es todos los pensamientos que tengo cuando pienso en la presentación que voy a hacer. Es una «película» que sólo está en mi cabeza porque fabrico un futuro en el que ocurren unas cosas que todavía no han pasado. Apliquémoslo:
Pienso «me pondré tan nervioso que me bloquearé y me quedaré en blanco» y eso me da miedo. La diferencia es que ahora me doy cuenta que la situación «me quedo en blanco» es imaginada a pesar sienta el miedo. El hecho de darme cuenta que eso es una película, o si lo prefieres, una simulación, esta pequeña diferencia, provoca un cambio en mí que no se explicar muy bien. La cuestión es que el miedo continúa estando, pero no me bloquea. La diferencia es sutil pero definitiva, ¿no crees? El hecho de darme cuenta de eso a pesar que el miedo siga presente, me da una perspectiva que me permite pensar algo como.
– «Si me quedo en blanco puedo buscar en mis notas para recuperar el punto en el que me había perdido.»
¿Cómo no se me había ocurrido antes? ¿El miedo me había bloqueado de tal forma que era incapaz de ver una solución tan obvia?
De esta manera, cuando me doy cuenta que mis miedos se disparan cuando fabrico películas sobre el futuro, en vez de hacer cosas para ignorarlos y huir de ellos, hago algo totalmente diferente. Siendo consciente de cuales son mis películas, en definitiva, mis escenas temidas, utilizo el miedo para entrar en ellas y profundizar, para vivirlas plenamente. De esta forma puedo encontrar soluciones para resolver esas situaciones.
Este es el secreto de las personas divergentes que puedo utilizar para encontrar soluciones a mis escenas temidas. ¿Qué te parece?
¡Buen viaje!