Cuando una persona o un sistema formado por personas quiere cambiar siempre podremos encontrar dos campos de fuerzas en oposición. Veamos cuales son.
Las fuerzas que dificultan el cambio
En este lado está normalmente el miedo a lo desconocido, ya que cualquier cambio supone alejarse de una zona que conocemos y que controlamos. Otras veces no es tan el miedo como la incomodidad que supone moverse de lo que conozco. A esta zona de lo conocido y lo que controlamos se le llama zona de confort aunque en muchas ocasiones no es en absoluto una zona confortable. Simplemente es donde estamos acostumbrados a estar, sea no no sea agradable.
Las fuerzas que favorecen el cambio
Estas son las fuerzas que favorecen que la persona o el sistema se muevan en dirección hacia el cambio deseado. A primera vista uno pudiera pensar que estas son las fuerzas impulsoras, las que nos mueven hacia un futuro esperanzador e ilusionante. Es cierto, aunque hay un pero. Lo que yo estoy más habituado a ver es que, cuando nos fijamos un objetivo lo hacemos diciendo lo que no queremos en vez de lo que queremos. Tendemos a formular un objetivo para corregir lo que está mal, para huir de una situación negativa. Así formulamos objetivos como los siguientes:
No quiero tener miedo…
No quiero una relación negativa con…
No quiero estar en el paro…
No quiero que mi departamento …
Fíjate que la fuerza impulsora del cambio es algo que no me gusta, incluso es el miedo a que algo negativo me pase. Muy positivo no es, ¿no te parece? Estoy de acuerdo que el miedo y el rechazo es una gran fuerza impulsora, pero ¿hay alguna cosa diferente que me acerque a lo que quiero desde otro lugar?
Otra forma de acercarte a lo que quieres
Mi propuesta es que rompas la tendencia que tenemos todos a huir de lo que no nos gusta y pasar a formular mi objetivo haciéndote otro tipo de preguntas:
¿Cuál es el lugar en el que quiero estar? ¿Cómo es ese lugar?¿Que me pasará cuando esté en ese lugar? ¿Cómo me sentiré? ¿Con quién estaré? ¿Qué habré conseguido? ¿Qué cosas me estaré diciendo?
Recrea ese lugar deseado y siéntelo. Cuanto más lo puedas ver, tocar y sentir más energía obtendrás que es lo que realmente necesitas para alcanzar los objetivos que te has marcado. Lo que quiero decirte con esto es que la energía que proviene de lo que quieres, de lo que deseas, lo que te proporciona sentir aquello que te has marcado como objetivo, tiene una energía mucho más poderosa que la que viene del miedo o de la incomodidad de la situación no deseada. Si te has marcado un objetivo retador vas a necesitar mucha energía para conseguirlo así que es muy recomendable que te centres en utilizar la energía positiva de tu objetivo en vez de centrarte en la negativa. Es una cuestión de probarlo para experimentar la diferencia.
Esto es lo que conecta precisamente con el título del post porque me trae a la memoria la película Monstruos S.A. ¿La recuerdas? El mundo de los monstruos es paralelo al de los humanos y los protagonistas van a trabajar a una fábrica donde los monstruos viajan al mundo de los niños a través de unas puertas mágicas. Una vez allí, obtienen la energía que su mundo necesita a partir de los gritos que hacen los niños cuando los monstruos les asustan. Cuanto más terrorífico sea el monstruo, más grita el niño y más energía capturan y guardan para su mundo.
Pasan un montón de cosas divertidas cuando una niña pasa accidentalmente al mundo de los monstruos. Pero lo que lo que me conecta con la película es el hecho que, por casualidad se dan cuenta que la energía que proporciona un niño cuando se ríe es mucho más poderosa que la energía que proporcionan los gritos del miedo.
Para mi esto es algo parecido. La energía que necesitan tus objetivos para que se puedan convertir en realidad los puedes obtener de dos formas. Del miedo y rechazo que te proporciona aquello que no quieres (los gritos de los niños) o bien de aquello que viene de lo que somos capaces de imaginar y sentir cuando vivimos lo que queremos conseguir (las risas de los niños) . En la película se dan cuenta que la risa es 10 veces más energética que los gritos del miedo. Los gritos son poderosos y proporcionan energía pero son mucho más potentes las risas. Hay un cambio de paradigma y desde ese momento se reinventan para conseguir risas en vez de gritos de miedo.
¿Será igual de potente también en el caso de los objetivos? ¿Es realmente tan poderoso el imaginar, sentir y vivirlo como si ya lo hubieras conseguido? ¿Te atreverías a imaginártelo? La única manera de saberlo es que lo pruebes. Ya me contarás…
¡Buen viaje!