Asertividad: cómo afrontar diálogos difíciles, 2ª parte

En la pasada entrada te hablé sobre cómo afrontar diálogos en situaciones que nos resultan complicadas por la carga emocional que puedan tener. Si recuerdas, también te expliqué cuales son los dos factores clave que facilitan o dificultan que se produzca una comunicación efectiva. El primero era que hay un tipo de lenguaje que hace que se levanten murallas que impiden la comunicación eficaz que son el lenguaje evaluativo y los juicios sobre la otra parte. El segundo, ser consciente de nuestras emociones y saberlas gestionar. Pero no nos quedamos aquí sino que te expliqué el método de 4 pasos de la CNV que te pueden ayudar en las dos cosas: a utilizar un lenguaje que elimine barreras y a gestionar tus propias emociones y a ser consciente de la de los demás. Finalmente puse un ejemplo de una situación cotidiana para ilustrar cómo aplicar el método.

Si recuerdas, el ejemplo tenía un final que suponía que la otra parte accedería a nuestra petición ya que el lenguaje utilizado era no evaluativo y seguía estrictamente el método de los 4 pasos. También te dije que te daría una respuesta para el caso en que hagamos una petición y no haya una respuesta positiva a la demanda.

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Cómo afrontar diálogos difíciles.

En este artículo te explicaré las claves que has de tener en cuenta cuando necesites mantener una conversación en una situación difícil y un método en cuatro pasos que te ayudará a que sea una conversación eficaz.

Antes de nada me gustaría explicarte lo que es una comunicación eficaz. A mi modo de ver surge cuando dos personas dialogan e interactúan. Cuando el diálogo es eficaz hay una cierta transferencia de información entre las dos partes y hay una respuesta que se construye a partir de eso que se ha compartido. A mi me gusta imaginarmelo como un baile: uno hace un movimiento que el otro lee y el otro, al recibir esa respuesta, hace otra cosa, todo ello, de una forma armoniosa. En definitiva dialogar es como bailar.

Ahora bien, los diálogos no siempre funcionan de esta forma, ¿verdad? En multitud de ocasiones se quedan en un simple intercambio de monólogos. Pudiera parecer que es un diálogo porque primero habla uno y luego otro, pero no es armonioso porque las respuestas de uno no surgen de la comprensión de la otra parte. Es como si se hubieran enganchado un conjunto de monólogos sin relación entre ellos.

Gestionar una comunicación difícil: Lo que facilita y lo que impide la comunicación eficaz

La comunicación eficaz se produce en muchos momentos de nuestras vidas. Una conversación tranquila con un amigo es un ejemplo de ello. Sin embargo hay momentos en que deseamos que esa comunicación se produzca pero ocurre todo lo contrario. ¿Porqué? En mi opinión hay dos factores clave para que haya una comunicación eficaz.

El primero es el tipo de lenguaje que se utiliza. Cuando se utilizan reproches y juicios sobre la otra persona la respuesta más lógica es que se ponga a la defensiva. Levanta las «murallas» y ya sólo está pendiente de cómo defenderse de lo que se interpreta como un ataque y no a escuchar lo que se le dice. Por lo tanto, el lenguaje evaluativo y los juicios impiden una comunicación eficaz. La buena noticia es que ahora ya sabes que este tipo de lenguaje no es el más adecuado para conseguir comunicarte eficazmente. La mala noticia es que esta forma de comunicarnos basada en juicios y evaluaciones sobre los demás es la que hemos aprendido desde pequeños y es nuestra forma habitual de comunicarnos en situaciones de dificultad.

Otro aspecto que es clave en todo el proceso es la gestión de las emociones. Vamos, que podemos tener las mejores intenciones el mundo, conocer la manera más eficaz para comunicarnos y estar perfectamente entrenados y habituados para hacerlo pero cuando entran en luego las emociones, sobretodo si son intensas, se puede ir al traste todo el proceso en un instante.

Bien, ahora que ya sabes cuales son los dos factores clave para conseguir una comunicación eficaz supongo que te estarás preguntando, ¿y cómo se consigue esto?

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Educación: normas, obediencia y utilidad del castigo.

Hoy he visto un video titulado Hannah Arendt – La banalidad del mal.

Trata sobre la figura de Adolf Eichmann, responsable directo de la solución final, principalmente en Polonia, y encargado de organizar la logística de transporte a los Campos de Concentración alemanes durante el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial. Cuando acabó la guerra, Eichmann se escondió en Argentina y años más tarde fue capturado por los servicios secretos israelíes y llevado ante los tribunales para ser juzgado por crímenes contra la humanidad.

La tendencia es pensar que una persona responsable de la muerte de tantos miles de personas fuera alguien monstruoso y sádico. Sin embargo el video explica como Hannah Arendt quedó sorprendida por las respuestas que dio Eichmann para justificar los terribles crímenes que se le imputaban ya que lo que movió a Eichmann no fueron razones ideológicas, (de hecho el mismo confesó que entró en el partido nazi sin conocer muy bien cual era su programa político), y los psicólogos que le entrevistaron lo calificaron como una persona normal.

Durante el juicio Eichmann dijo no tener remordimientos porque se limitaba únicamente a cumplir las órdenes de la forma más eficaz posible. Así que Eichmann actuó de esa forma no porque estuviese dotado de una inmensa capacidad para la crueldad, sino por ser un burócrata, un operario dentro de un sistema basado en actos de exterminio. Y esto es para mi lo más inquietante: semejantes crímenes fueron cometidos, no por un monstruo, sino por una persona «normal». Arendt acuñó la expresión «banalidad del mal» para expresar que algunos individuos actúan cumpliendo unas reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre las consecuencias de sus actos y Eichmann era uno de ellos.

Supongo que te estarás preguntando que tiene esto que ver con el título del artículo.

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Se egoísta por favor. (3era parte)

Hay una historia que explica Stephen Covey que quiero contarte porque tiene relación con la serie de artículos en los que hablo de cómo ser egoísta de una forma diferente.

Cuenta Covey que estaba viajando en metro cuando al lado suyo unos niños no paraban de jugar saltando y molestando al resto de los viajeros. Su padre lo observaba desde la distancia, con la mirada perdida en el infinito.

Los viajeros cada vez estaban más molestos, incluido el mismo Covey. Pensaba que el padre debería reprender a los niños por comportarse de una manera tan poco respetuosa con los viajeros. El padre lo estaba viendo y no hacía nada. ¡Era indignante! Los juegos y las molestias a los viajeros continuaron un buen rato hasta que al final, saltó y le dijo al padre de las criaturas:

– Sus hijos no paran de molestar a los viajeros y a mí mismo y usted no les dice nada. Desde luego es una mala manera de educarlos.

Entonces, el padre de las criaturas les dijo.

– Mire usted, acabamos de venir del hospital donde su madre acaba de morir. La verdad es que no tengo ninguna gana de reñirles porque quieran jugar.

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Se egoísta, por favor (2ª parte). Cómo ser un egoísta de una forma diferente.

A veces resulta complicado balancear nuestras necesidades con las de los dos demás. En el artículo Se egoísta, por favor. ya comenté que prefiero que seas egoísta conmigo, que pienses siempre en ti mismo en primer lugar. También te proponía que fueras EGOÍSTA con mayúsculas, en el sentido que lo fueras teniendo en cuenta que formas parte de un sistema de relaciones de personas al cual estas conectado.

Ahora bien, supongo que algunos de vosotras /os se debe estar preguntando cómo se hace esto. ¿Cómo uno puede ser egoísta y, a la vez, tener en cuenta a los demás? Porque parece que sólo haya dos alternativas: o nos comportamos de una forma egocéntrica (que no es lo mismo que ser egoísta) o bien caemos en la amabilidad malentendida y los demás nos pasan por delante con el coste que supone para nosotros. Pues en el post de hoy te voy a proponer una manera en que puedes ser egoísta de una forma ecológica,  o sea, que tiene en cuenta y es respetuoso con las personas que te rodean. Es una tercera vía ¿Te apetece averiguar en qué consiste?

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Se egoísta, por favor.

Se egoísta, por favor. El título puede parecer una provocación pero te lo digo de verdad. Por favor, se egoísta. Siempre nos han enseñado que tenemos que sacrificarnos por los demás. Pero yo prefiero que seas egoísta conmigo. Y te diré unos cuantos porqués.

Si eres generosa o generoso por obligación, porque hay que ser buena chica o buen chico, por que es lo que hay que hacer o cuando eso supone para ti un esfuerzo o un sacrificio, entonces prefiero que seas egoísta conmigo. El que es generoso por obligación guarda en su corazón esa «deuda». En realidad se trata de un canje del tipo «hoy por tí, mañana por mí» y mucho cuidado si no hay un «mañana por mi», porque entonces, te lo va a exigir y si no se lo das, tendrá todo el derecho del mundo a enfadarse conmigo y a estar resentido (El resentimiento, la emoción del esclavo).

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No quiero ser el responsable de cómo te sientes.

En la entrada de hoy te quiero hablar de la diferencia que hay entre las frases siguientes:

1.- Siento que mi comentario te haya molestado

2.- Siento que te hayas molestado cuando he hecho ese comentario

Son prácticamente iguales, ¿verdad? ¿o quizás notas alguna diferencia? Te dejo un rato para que las vuelvas a leer, esta vez, con más atención, porque en mi opinión sí que hay una diferencia sustancial.

……

¿Lo ves ahora?

……

Bueno, si quieres te digo cual es esa diferencia que yo considero tan sustancial y luego me dices si estás o no de acuerdo,  ¿vale?

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4 pasos para superar una dificultad: 2ª parte

En el ultimo articulo 4 pasos para superar una dificultad te prometí aplicar el método para la resolución de una dificultad. Pues tal como te dije, este artículo va a tratar de ello. El ejemplo que he escogido es una dificultad personal. La situación de dificultad es la siguiente: me molesta mucho que hable a una persona y no me conteste. El problema es que la situación me supera y entro en una dinámica de pelea que lejos de arreglar la situación, la empeora. La situación es repetitiva y olvidarlo tampoco lo soluciona porque crea Resentimiento.

Antes de empezar te quiero recordar brevemente cuales son los 4 pasos del método y a continuación los aplicaré.

1.- observaciones. Describir los hechos separándolos de los juicios y opiniones.

2.- juicios y sentimientos. Lo que pienso y siento respecto a los hechos. Es lo que decíamos que nos pasa «piel hacia adentro».

3.- Transformar los juicios en necesidades.

4.- Petición

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4 pasos para superar una dificultad.

En el último artículo Claves para gestionar una situación difícil,  vimos que empeñarse en cambiar las circunstancias no sirve mucho más que para lamentarse y que lo que es más eficaz es ocuparse de uno mismo en vez de tratar de cambiar a los otros o a las circunstancias. Pues tal y como te prometí, en este artículo voy a darte un método simple y potente para ayudarte a centrarte en lo verdaderamente depende sólo de ti: tu respuesta a las circunstancias. A continuación te explico cuales son los 4 pasos del método que te van a ayudar a gestionar esa situación de dificultad.

(ADVERTENCIA: en realidad el método no te va a servir en absoluto para gestionar la situación de dificultad. Sin embargo, sí te va a ayudar, y mucho, a gestionar tu respuesta a la dificultad. Y eso, en definitiva, te va a permitir superarla. ¿Me acompañas?)

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