Hablar sobre los sentimientos y las emociones es una cosa difícil. En muchas ocasiones, para expresarlos decimos cosas como » me siento traicionado, juzgado, herido, maltratado, manipulado, intimidado,…» cuando no son cosas agradables. Y también expresiones para lo agradable como «me asiento acogido, respetado, valorado …»
Esta manera de expresarse tiene un inconveniente que me gustaría resaltar: la responsabilidad de sentir lo que sentimos la ponemos en los demás, lo cual nos convierte en sus víctimas. Es cierto que lo que hacen los otros nos afecta. La cuestión es darse cuenta de hasta qué punto es la causa o sólo es un estímulo. ¿Cual es la diferencia?
Creo que todos en algún momento hemos sentido odio hacia algo o alguien. Aunque sólo haya sido momentáneo habremos percibido lo intenso de esa emoción y cómo puede llegar a invadir nuestros pensamientos. Antes de hablar sobre ello veamos cómo define wikipedia el odio:
En algún otro artículo (
Hay muchas ocasiones que reconocemos una emoción o un estado de ánimo que no deseamos y queremos cambiarlo. Es ese tipo de cosas de las que decimos: vale, fácil de decir pero difícil de hacer. ¿ Cómo se hace ? Bien, en este artículo quiero daros alguna herramienta que os puede ser de utilidad.
(Tiempo de lectura aproximado 3 min.) Las hidras son seres primitivos muy sencillos. Su funcionamiento se rige por el principio del estímulo y respuesta. Si están seguras se despliegan. Si detectan peligro se contraen. El binomio estímulo respuesta es indisociable. La pregunta que me hago es ¿Nuestro comportamiento como seres humanos se podría asemejar al de las hidras? Yo creo que sí y os voy a poner un ejemplo.