Una forma de responder a los gritos: practicando el «aikido emocional»

Morihei.gif
Ō-Sensei Morihei Ueshiba, maestro fundador del Aikido

Todas las personas tienen todo el derecho del mundo a ser como son y a comportarse como se comportan, independientemente que a mi me guste más o menos o me perjudique en mayor o menor forma. Por otra parte, yo también tengo todo el derecho del mundo a comportarme de la forma que a mi me parezca más adecuada teniendo en cuenta mis necesidades y mis valores.

Teniendo en cuenta esto, cuando alguien actúa de una forma que no me satisface y opto por quedarme y afrontar la situación, se me ocurre que puedo actuar de dos formas. Una, de forma reactiva, y la otra proactiva. ¿Te interesaría saber en qué consiste cada una y cual podría ser la mejor para ti? Si tu respuesta es afirmativa te recomiendo que continúes leyendo.

Leer más

¿Qué te podría pasar si te trataras con compasión?

Cuando una mujer de una tribu africana sabe que está embarazada, se adentra en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del bebé. Ellas saben que cada alma tiene su vibración, la que expresa su particularidad, unicidad y propósito. Las mujeres encuentran la canción, al entonan y … Leer más

Te miro, pero no te veo.

El otro día viajaba en autobús y cerca de donde yo estaba sentado había una familia con niños pequeños que me llamó la atención porque sólo iban acompañados de su padre, que era ciego. La cuestión es que iban hablando animadamente hasta que llegó el momento de apearse. Entonces el padre avisó a sus hijos que ya tocaba bajar. No sé cómo lo supo, sin embargo no fue eso lo que más llamó mi atención. Lo que verdaderamente me sorprendió fué lo que les dijo antes de bajar : ¡Cuidado con el escalón ! ¿Te lo puedes creer? Un invidente avisando de la existencia de un escalón a sus hijos que veían perfectamente.

Esto me recuerda que el otro día escuché una conferencia de Joan Garriga titulada «El buen amor en pareja». En un momento dado, explicó que había leído un libro en el que se narraba la historia de una persona ciega que contrataba a alguien para que le acompañara y le explicase las cosas que iba viendo. Lo que pasaba es que, el ciego era una persona era muy exigente: no tenía suficiente con que le dijera cosas como: «Ahora está pasando un coche» si no que le pedía toda clase de detalles, como por ejemplo, cómo era la calle, si había mucho o poco tránsito, cómo era el coche, a qué velocidad pasaba, cuantas personas iban dentro de él,… Esto le suponía tener que poner toda su atención en lo que veía para poder explicárselo con todo lujo de detalles a su cliente. Entonces Joan Garriga dijo una frase que me encantó:

«… y entonces el que no era ciego aprendió a ver»

Efectivamente, la mayor parte del tiempo, miro pero no veo. Paso superficialmente por las cosas que pasan delante de mis ojos sin prestarles verdadera atención. Yo me pregunto ¿Qué es lo que me impide ver cuando miro? Supongo que alguna vez te ha pasado que vas caminando por la calle y miras, pero no ves que los arboles están brotando, porque es primavera. Quizás te hayas cruzado con un niño y no hayas visto su cara sonriente mientras pasea con su fantástcio patinete. Es posible que no hayas visto esa pareja de ancianos, agarraditos, dándose apoyo y sostén mientras pasean por la calle. O quizás no hayas visto cómo sale el sol entre los edificios de tu ciudad, mientras vas de camino a tu trabajo. Miramos pero no vemos. ¿Porqué? Me encantaría que me dieras tu respuesta. Yo te doy la mía.

Leer más

Las escenas temidas: haz como la protagonista de «Divergente» para superarlas.

https://youtu.be/853LDxEaf2k

Creo que es honesto reconocer que todos tenemos alguna escena temida, es decir, una situación que da miedo y  trato de evitar. Al menos a mi me pasa. Pues resulta que la semana pasada vi la película «Divergente» y se me ocurrió que el método que utiliza la protagonista para superar una de las pruebas, la puedo aplicar para encontrar soluciones eficaces a mis escenas temidas. Si te interesa saber en qué consiste este método para comprobar si lo puedes aplicar en tu propio caso, este artículo podría serte de utilidad. ¿Me acompañas?

Leer más

Recuperarse de una decepción.

Piscina
Imagen extraída del blog de Javi Manzanares

Supongo que tú, igual que yo, has tenido alguna decepción. ¿Cómo lo has hecho para sobreponerte? ¿Te ha costado mucho? ¿Cómo lo has hecho? Me encantaría que pudieras compartir estas respuestas conmigo y te invito a ello dejando un comentario o bien enviándome un e-mail. De todas formas, si quieres, te digo como lo hago yo, a ver si te sirve. ¿Me acompañas?

Leer más

Me cuesta elegir. Estoy paralizado…

Quien no se ha encontrado alguna vez en dificultades para escoger. ¿Qué es lo que lo hace difícil? Después de darle algunas vueltas al asunto creo que hay dos cosas que influyen en eso. La primera es el miedo a equivocarse. ¿La opción elegida será la correcta? Sobre este aspecto ya he hablado en unos cuantos … Leer más

Una propuesta provocadora: convierte tu trabajo en un lugar para desarrollarte.

Tom SawyerHay un episodio de la novela Tom Sawyer, de Mark Twain (1835-1910) que siempre me ha llamado la atención. Se trata de un momento en el que Tía Polly le pone como tarea doméstica el pintar una cerca y entonces convence o engaña, a sus amigos haciendo ver que esa es una actividad súper divertida y que, precisamente por eso, no quiere compartirlo con sus amigos. Esta estrategia despierta un interés cada vez mayor en sus amigos hasta que, al final les «permite» participar en esa actividad tan «divertida» librándose así de pintar la cerca.

Yo me pregunto, ¿realmente los engañó? Aparentemente sí, pero, por lo que parece, sus amigos realmente disfrutaron de esa actividad. Así que, si finalmente disfrutaron pintando, entonces no les engañó, sino que simplemente les enseñó una forma diferente de ver una actividad que, a primera vista, era penosa. Así que, lo que en realidad hizo Tom Sawyer fue re-encuadrar la situación, aunque quizás no fuese eso lo que en realidad quería hacer. Lo que entiendo por re-encuadrar es  sacar un marco y poner otro diferente a unos hechos, es decir, sacó el marco «problema» a la situación «pintar la cerca» y le puso el marco «oportunidad«. La misma escena, «pintar la cerca» tiene un significado completamente diferente cuando se le cambia el marco. ¿Te das cuenta de hasta qué punto puede ser determinante y poderoso el marco (el significado) que le damos a las cosas? En este caso significa pasar a hacer algo de mala gana y sufriendo a hacerlo de forma divertida y gustosa. Un crack este Sawyer.

Tom Sawyer desafía una forma de mirar una realidad y le da un enfoque totalmente diferente. ¿Porqué pintar una barrera tiene que ser algo desagradable? ¿Y si fuera igual de cierto que pintar la cerca pudiera ser algo divertido? Si realmente elijo pintar la cerca, ¿cómo esa forma de mirar puede cambiar la forma en que vivo y desarrollo esa actividad?

Así que esta es mi propuesta provocadora de hoy para ti: revisar la forma con la que miro una actividad que me resulte penosa y para ello te planteo el siguiente ejemplo. Supón que dices que ir a trabajar es algo pesado y que el trabajo es un lugar donde no puedo ni divertirme ni desarrollarme. Podría ser algo parecido a lo «pintar la cerca», ¿no? Si no es un ejemplo válido para ti, escoge otro que tenga sentido para ti.

Leer más

Cómo transformar una situación de bloqueo: «Las constelaciones no son, las vemos»

Arnau Vilardebò: espectáculo Ese Sísifo

Hace unos meses tuve la oportunidad de asistir a un espectáculo en el Museo Marítimo de Barcelona, en la que una persona en un planetario, nos mostraba el cielo nocturno y las constelaciones que podíamos ver. Entonces, alguien del público, escogía alguna de las constelaciones que nos acababa de mostrar y un actor nos relataba la historia de esa constelación, normalmente de la mitología griega, los personajes y los «líos» que había entre ellos, todo en un lenguaje muy actual y sobretodo, divertido. Por cierto, si tenéis oportunidad, no os lo perdáis (Enlace a espectáculos de Arnau ). La cuestión es que, en un momento de la explicación, Arnau dijo una cosa que se me quedó gravada.

«las constelaciones no son, las constelaciones las vemos» Arnau Vilardebò

Las personas en general, cuando nos encontramos ante una realidad compleja que queremos comprender, tratamos de estructurarla, y dividirla en pedazitos que sean de más fácil comprensión. Así, los observadores antiguos, cuando se enfrentaron al reto de entender la inmensa complejidad la cúpula celeste con la inmensidad de puntitos buscaron patrones para organizarlos de un modo que les facilitara su compresión.

¿Nunca has jugado a mirar las nubes e imaginar caras u objetos? ¿Nunca has visto alguna formación rocosa que te recuerda alguna cosa familiar? Lo mismo sucede con las estrellas y los observadores antiguos, al mirar el cielo, vieron patrones que pensaron que podrían ser símbolos importantes. Así, los nombres de las constelaciones fueron creadas por las personas que vivían en el Mediterráneo y en Medio Oriente. Muchas de las historias de las constelaciones nos cuentan los mitos y leyendas de las personas que les dieron nombres hace miles de años.

Hoy, seguramente, si nos enfrentáramos al mismo reto sin tener los conocimientos científicos que tenemos ahora, estoy seguro que veríamos «otras» constelaciones completamente diferentes. Quizás estaría la constelación «Bicicleta», o la constelación Cenicienta,… El firmamento estaría organizado de «otra» forma, porque vemos el mundo como somos, y no tanto como es.

Quizás te estés preguntando porqué te explico todo esto. Pues te lo explico porque la forma como vea una situación compleja puede marcar la diferencia entre quedarme bloqueado o bien solucionarla y tirar adelante. Algo que aparentemente no tiene solución, si se cambia de perspectiva, tiene solución. Por ejemplo, te planteo el siguiente juego. Se trata que unas los nueve puntos con no más de 4 líneas rectas contínuas sin levantar el lápiz. Pruébalo y me dices…

Leer más

«Pasar o no pasar el aspirador, esa es la cuestión» – falsamente atribuido a Hamlet ;-)

Estoy el sábado por la mañana en casa. El piso necesita limpieza. Creo que le sentaría la mar de bien que le pasara el aspirador pero sólo pensarlo y ya me entra una pereza… estoy en lucha entre mi necesidad de orden, limpieza y las de comodidad y descanso. La lucha es dura. Después de un rato, que a mí me ha parecido muy largo, me inclino por pasar la aspiradora. Definitivamente creo que me quedaré más tranquilo y que después de haberlo limpiado podré descansar con la satisfacción de ver el piso limpio y la casa ordenada.

Empiezo a pasar la aspiradora. Mientras lo hago no puedo dejar de pensar lo bien que estaría yo descansando, tirado en el sofá, en vez de estar haciendo algo tan pesado y tedioso como pasar la aspiradora. Mientras pienso esto, el trabajo se me hace súper pesado y además me siento molesto porque es como si una parte mía me estuviera obligando a hacer algo que otra parte mía no quiere.

Al final acabo con una sensación de cansancio que no se corresponde con el trabajo que he hecho. Supongo que piensas que es lo más normal al del mundo después de pensar lo que pensaba mientras pasaba el aspirador. La pregunta que me hago es, ¿habría otra forma más liviana de hacer esto? Yo creo que sí. Si me acompañas te lo muestro.

Leer más

¡Me falta al respeto!

¿te has encontrado alguna vez en una situación en la que te dices que lo que hace el otro es una falta de respeto? Sin ir más lejos el otro día viví una situación en la que viví esto y lo que me gustaría compartir contigo es el proceso que utilizo para convertir ese juicio y el enfado que me llevé, en algo más productivo y eficaz, ¿me acompañas?

Primero te explicaré la situación para ponerte en contexto. En una reunión una persona hace un comentario en la que cuestiona la eficacia con la que se ha llevado un proyecto. Esa opinión se expresa desde el desconocimiento de las circunstancias del mismo y eso me lleva a pensar que eso es una falta de respeto hacia el trabajo de muchas personas que han participado en el.  Pensar eso me lleva al enfado. Y al enfadarme pienso que esa persona es muy desconsiderada y que siempre critica el trabajo de los demás y no se cuestiona nunca el suyo. Tener esta clase de pensamientos sólo hace que aumente mi enfado.

La cosa es que estoy enganchado en este círculo vicioso y me gustaría poder encontrar una fórmula para salir de él. Se me ocurre que tiene que ver con poner límites, y al pensar en ello sólo se me ocurren formas violentas de hacerlo, y no me siento cómodo en ese terreno. Así que voy a seguir el método de los 4 pasos para ver qué tal funciona.

Leer más