Muchas veces tenemos muy claro qué es lo que queremos conseguir. Lo vemos claramente y vamos hacia ello. Esta actitud es muy positiva porque nos impulsa a la acción que es algo que no debemos perder nunca. Ahora bien, también es muy importante para mí no malgastar tiempo y energía. Y lo que nos ocurre a veces es que lo vemos tan claro, o estamos tan decididos que nuestro impulso es de avanzar «todo recto», como si esto fuera suficiente como para solventar cualquier dificultad.
Y pudiera ser así. Sin embargo el camino más corto no tiene que ser siempre el más rápido ni en el que gastemos menos energía. Y estas son las dos variables que conviene analizar cuando nos enfrentamos a una dificultad, sobretodo si intuimos que es algo que no es fácil ni rápido de solucionar. Ante un reto difícil, ¿qué tal si nos paramos a pensar cual va a ser la mejor forma de superar la dificultad para invertir el menor tiempo y energía posible?
Creo que todos en algún momento hemos sentido odio hacia algo o alguien. Aunque sólo haya sido momentáneo habremos percibido lo intenso de esa emoción y cómo puede llegar a invadir nuestros pensamientos. Antes de hablar sobre ello veamos cómo define wikipedia el odio:
Hay una frase que se oye muchas veces y que produce sensaciones y efectos contradictorios. Es la siguiente: » Puedes conseguir cualquier cosa que te propongas«. En ocasiones, hay comentarios irónicos, como por ejemplo:
Hay muchas ocasiones que reconocemos una emoción o un estado de ánimo que no deseamos y queremos cambiarlo. Es ese tipo de cosas de las que decimos: vale, fácil de decir pero difícil de hacer. ¿ Cómo se hace ? Bien, en este artículo quiero daros alguna herramienta que os puede ser de utilidad.