
Lo que primero me gustaría hacer es que nos pongamos de acuerdo en lo entendemos por comportamiento violento, porque hay muchos grados de violencia. Seguro que estaremos de acuerdo que matar es una acción violenta. Ahora bien, también me gustaría considerar como violentos comportamientos que no suponen dolor físico y que no son tan claramente violentos porque quizás no causan dolor físico, como por ejemplo gritar a alguien, insultar o amenazar, ¿qué te parece?
Para llegar hasta comportamientos que son claramente violentos, normalmente se pasa antes por una fase que yo llamo de violencia latente, que es un estadio incipiente de violencia de la cual normalmente no somos conscientes porque proviene de una forma habitual de comunicarse que está instalada en nuestra cultura y que nos acerca sin darnos cuenta, a comportamientos manifiestamente violentos.
Así que, mi propuesta de hoy para ti es explicarte algo que te sirva para darte cuenta cuando estás en alguno de estos estados incipientes de violencia, lo cual tiene un doble beneficio. En primer lugar, al darte cuenta que estás en este estadio evitas que vaya a más y rompes la espiral de violencia. En segundo lugar, como es un estado incipiente de violencia, te resultará más fácil manejarlo que cuando la situación ya se ha hecho insostenible.
A la resignación y a la aceptación se llega a través de una situación en la que hay intereses contrapuestos. Por un lado hay unas circunstancias y por el otro estoy yo que considero que esas circunstancias no son aceptables para mi. Sin embargo, la diferencia estriba en el paradigma desde el que actúo para tratar de resolver esta situación de intereses contrapuestos.