El otro día viendo una actitud inflexible de una persona me noté muy molesto. Me decía cosas como «No me gusta la rigidez, no me gusta nada, pero nada, nada. A mi lo que me gusta es la flexibilidad, poder cambiar y adaptarme a lo que pasa, no como esta persona que es rígida«. El asunto quedó así hasta que hace unos días reflexioné sobre cómo me llegan a molestar las actitudes poco flexibles en las personas. ¿Qué es lo que hace que me moleste tanto?
Creo que he encontrado una respuesta honesta a esta pregunta y quiero compartila contigo. Me molesta porque soy inflexible con la rigidez. Si me molesta, es que no la estoy aceptando, estoy en lucha contra la rigidez, lo cual es una actitud rígida en sí misma. ¡Qué paradoja y qué decepción! El estar en contra y en lucha contra las actitudes rígidas me convierte en un gran ejemplo de una actitud rígida, justo lo contrario de lo que quería…
Esto me hace recordar varias cosas. La primera, que es imposible que me moleste algo que no sepa aceptar en mi mismo. Así que si me molesta la rigidez es porque yo no acepto la rigidez en mi. La conozco muy bien, no me gusta y la rechazo, lo cual me convierte en alguien rígido.
La segunda cosa es que este episodio está relacionado con otros en los que me veo intentando cambiar las cosas luchando contra ellas, opiniéndome frontalmente y aplicando la fuerza bruta. Es como intentar ganar un pulso. La verdad es que al final siempre me supone es un gran desgaste, sobretodo si lo que pretendo cambiar y combatir es muy, muy grande. Así que esta estrategia no me acaba de gustar. Con todo ello me vienen a la memoria citas como:
Lo que se resiste, persiste. Lo que aceptas, se transforma.
Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: quiere decir que las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto. Tercera Ley de Newton
Cada vez que voy en contra de algo estoy creando una fuerza de oposición, estoy alimentando aquello contra lo que lucho» Antonio Blay
Alguna sabiduría debe llevar estas citas, ¿no? Incluso Newton, cuando enunció su tercera ley ya lo veía … Entonces ¿porque me cuesta tanto aplicarlo? Yo creo que lo que ocurre es que para aplicar algo así hace falta tener mucha fe. Me explico, si hay algo que no me gusta lo que me pide el cuerpo es oponerme a ello, y ahora va de que no, que si hay algo que no me gusta la mejor manera de combatirlo es aceptarlo. ¿Cómo se come esto? Si quieres saber cómo lo he hecho, continua leyendo …
Me gustaría no equivocarme nunca. Porque si me equivoco, me tengo que castigar para que eso no vuelva a ocurrir. ¿Cómo lo hago? Por ejemplo me digo que tendría que haberlo hecho bien y me insulto diciéndome ¡burro!. También tengo otra forma de castigarme: sentirme culpable por lo sucedido. Es una forma en la que no es suficiente que los demás me castiguen, ya me encargo yo de ello. Entonces me convierto en un verdugo implacable. Tratarme peor de lo que trataría los demás supongo que es una forma de darme un castigo «ejemplar»,…. ¡vaya ejemplo!
El otro día, cuando iba de camino al trabajo, me detuve en un semáforo. Mientras esperaba que se pusiera verde pensaba en las cosas que tenía que hacer esa mañana y planificaba mentalmente lo que haría al llegar la oficina. Inmerso en esos pensaminetos, levanté la cabeza y vi que el semáforo ya estaba en verde. Me lancé con mi bicicleta a cruzar rápidamente la calzada cuando al levantar la vista del asfalto me encontré con la siguiente imagen.
En el último artículo
Esta semana he visto en un programa de televisión algo que me ha llamado la atención y que quiero compartir contigo. El programa trataba sobre una persona que hacía una visita a un compañero periodista que estaba de corresponsal en Jerusalén. Durante el programa le acompaña por diferentes lugares conflictivos. Finalmente le lleva al lugar donde prepara sus crónicas. Se trata de un edificio compartido por otros colegas periodistas y al final llegan al lugar donde trabaja. Entonces hubo algo que me llamó la atención: le enseñó dos mapas de la zona y dijo.
Me gustaría empezar este artículo poniéndonos de acuerdo sobre el significado de asertividad, porque no estoy seguro que tu y yo lo entendamos de la misma forma. He escogido la definición que da wikipedia para empezar a hablar. «Suele definirse como un comportamiento comunicacional en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos.»
El origen de la expresión «matar al mensajero» se remonta a la Antigüedad, ya que en aquella época se exponían a perder la vida cuando llevaban malas noticias a los poderosos. En la Edad Media era costumbre azotar al mensajero portador de malas noticias, aunque ya no se le daba muerte. Vaya progreso, ¿eh? Supongo que el sindicato de los mensajeros no debía estar muy organizado….
El otro día leí un artículo en un blog sobre psicologia que decía lo siguiente «
En algun otro artículo te he hablado sobre cómo hacer peticiones como uno de los 4 pasos de la Comunicación Noviolenta (CNV). Como recuerdas, primero se trata de hacer la observación sobre algo que ocurre, dejando momentáneamente a un lado los juicios sobre los hechos. El segundo paso era encontrar que es lo que sientes cuando ocurren los hechos descritos. En el paso tercero identificamos lo que sentimos como un indicador de necesidades no satisfechas (sentimientos desagradables) de las satisfechas (sentimientos agradables). Ahora llegamos al último paso: el de la petición. Pides a alguien alguna cosa que te ayude a satisfacer esa necesidad. Por lo tanto, situar la petición como el último paso me parece muy lógico, ¿no crees?. Entonces, ¿porqué no pedimos cosas que puedan enriquecer nuestras vidas?