Hola! Cuanto tiempo sin vernos, ¿eh? Lo cierto es que he pasado un par de meses en los que he decido volcar todas mis energías en otros proyectos y he decido, con dolor, no publicar artículos durante un tiempo. Sin embargo, hoy se acaba este período de sequía si bien no quiero prometerte que vaya a escribir con la frecuencia y regularidad que lo hacía hasta ahora. No quiero que escribir y compartir contigo se convierta en una obligación. Quiero que cuando lo haga sea porque realmente lo quiero hacerlo desde el corazón. Supongo que tú también prefieres que lo haga desde el deseo de contribuir y no desde la obligación o la imposición, aunque venga de mi mismo, ¿verdad?
Así que, lo que quiero compartir contigo es algo que me ha sucedido hoy mismo, en el restaurante al que he ido a comer con unos compañeros de trabajo. Es lo siguiente:
Entramos en el restaurante. Somos catorce comensales y hacemos el pedido conjunto. Luego llega una camarera con los primeros. Trae consigo unos cuantos platos de ensalada y pregunta, ¿quien ha pedido ensalada? Las personas hablan animadamente entre ellas y no escuchan la demanda de la camarera. Así que yo lo repito en voz alta para propagar la pregunta y ayudar de esta forma a la camarera a entregar las ensaladas. Luego vuelve otra vez con otros platos y hago lo mismo.
Al cabo de un tiempo es el turno de los segundos platos. Esta vez viene un camarero y yo escucho que dice algo de ….hamburguesas. Entonces pregunto a la mesa ¿quien de vosotros a pedido hamburguesa? y mientras lo digo el camarero me coloca el plato de hamburguesa.
.- Yo no pedí hamburguesa. Le contesto. Y entonces me contesta visiblemente molesto
.- Vamos a ver, yo pregunté quien había pedido hamburguesa. Usted me dice hamburguesa y por eso se la doy. A ver si se aclara.
Y el camarero se va a repartir el resto de platos. Entonces veo que en su mano lleva varios platos, hamburguesas y otros platos de pescado. Entonces es cuando me doy cuenta que está agobiado y el hecho de que yo no haya entendido su pregunta le había provocado trabajar más de la cuenta.
Sin embargo yo continuaba estando muy molesto. Muuuucho. Estar enfadado significa tener un montón de juicios y pensamientos acerca de la persona, de las circunstancias e incluso de mi mismo. ¿Qué es lo que me estaba pasando por la cabeza?
.- «Qué manera tan agresiva y poco amable de tratarme. Yo sólo estaba tratando de ayudar y su respuesta es esa! Si esta es la manera que tiene de tratar a los clientes,… vaya tela! “
.- “debería haberle contestado algo así como «si se trata de ponerse antipático también lo sé hacer yo !!
.- » no te dejes pisotear, mereces respeto y ser atendido con respeto y cuidado»
Entonces me di cuenta que por este incidente «tonto» me estaba desconectando de la celebración y decidí olvidarme de ello. Al llegar a casa seguía recordando el incidente y por lo que alguna cosa importante estaba pendiente de descubrir. Efectivamente, y ahora te lo cuento.
En muchas ocasiones oigo decir cosas similares a «él me ha hecho sentir mal» o «Me has hecho llorar«… Estos son ejemplos que demuestran de qué forma hacemos responsables a los demás nuestros sentimientos. La lógica que hay detrás de esto es algo parecido a lo siguiente: La otra persona hace algo, yo me siento mal (aunque no sea muy consciente de ello), así que la otra persona es culpable que yo me sienta mal.
En la entrada anterior vimos juntos lo que ocurría cuando alguien nos decía algo parecido a «Eres un inútil«, nos sentíamos molestos por ello y queríamos disponer de alguna respuesta diferente a las ya conocidas. La primera que repasamos fue la de responder al «ataque» con un contraataque, como por ejemplo «Pues mira que tu !«. La segunda que vimos fue, atacarse a uno mismo, por ejemplo decir «Sí, es verdad, soy un desastre, todo lo hago mal«. La tercera que vimos fue la de huir, es decir, irse sin decir nada.
Es posible que alguien te haya dicho alguna vez «eres un inútil«. Habrá casos que eso no te haya molestado, aunque yo estoy interesado en aquellos casos en los cuales eso sí que te ha afectado.
Hay cosas que nos pasan que nos disparan emociones y sentimientos. El mundo en el que vivimos es una fuente de estímulos que no podemos controlar y ante un mismo estímulo las personas podemos sentir cosas diferentes y por lo tanto reaccionar de forma diferente. También puede ocurrir que una misma persona ante un mismo estímulo sienta cosas diferentes en función del momento en el que se encuentre.