Las emociones: sólo puedes gestionar lo que aceptas

Supongo que puedes estar pensando, «vaya tontería acaba de decir» o «qué obviedad». Sin embargo te pido que me des un poco de tiempo para mostrarte algo que me parece muy importante. Lo primero que me gustaría hacer es ponernos de acuerdo sobre qué significa para mí la palabra gestionar. Por gestionar entiendo poner en … Leer más

La crisis de refugiados en Europa: ¿Cual es tu actitud ante las dificultades?

Hace unos días escuché por lo medios de comunicación que en Dinamarca el gobierno estaba bloqueando algunos medios de transporte como lineas de ferry con el objetivo de dificultar el paso de refugiados desde Alemania a Suecia. En este sentido, no era diferente a muchas de las noticias que me llegan que hablan del drama … Leer más

Grita, pero de forma diferente: transformando la basura emocional, 2ª parte

Querido lector@, si leíste mi entrada Cómo transformar la basura tóxica emocional en abono …. verás que me comprometí a darte una alternativa para enfadarte de una forma diferente cuando la situación necesita e nuestra respuesta inmediata y no podemos poner en práctica los pasos que te describí. Así que, lo que trataré de explicarte es cómo enfadarte de otra forma para situaciones de urgencia. ¿Qué podría ser una de urgencia?

Por ejemplo, imagínate que durante mi jornada de trabajo he tenido una discusión con un cliente (… malo) y luego mi jefe me ha dado una bronca (… más malo todavía). Acaba la jornada y sólo tengo ganas de llegar a casa para descansar y para que escuchen mi relato del día tan horrible que he tenido. Me encantaría que me dieran mucha escucha, atención y empatía. Hoy realmente lo necesito porque estoy muy mal… Pues bien, cuando llego a casa lo que me encuentro son mis dos hijas peleándose, gritándose e insultándose ¿te lo imagina?

– Ahh! Brrr! No puede ser, ¡ hoy no! ¡ Esto es demasiado para mi !

Con estos pensamientos en la cabeza y con mi estado de ánimo después del día tan horrible la reacción que me pide el cuerpo es enfadarme con ellas, gritarlas e incluso, si estoy muy enfadado, castigarlas por pelearse e insultarse. Digo reacción porque no hay ningún espacio entre el estímulo (mis hijas están en casa peleándose) y mi respuesta (me pongo yo también a gritar diciéndolas que no saben comportarse, que son unas desconsideradas y que se merecen un castigo)

La reacción conocida tiene un resultado conocido, no podría ser de otra manera. El castigo no me sirve porque lo que consigo es tranquilidad aun precio muy alto ya que me he enfadado todavía más. Al castigarlas y gritar que son unas desconsideradas he conseguido que ellas también se enfaden lo cual afecta a mi relación con ellas, que es algo que quiero evitar porque me intersa cuidar la relación. Además no he conseguido aquello que tanto necesitaba que era escucha, atención, cariño y empatía. Como ves unos resultados muy pobres.

Lo que a mi me gustaría es enfadarme de una forma que provoque en los demás un impulso de ayudar al que está enfadado y darle la empatía que tanto está necesitando. Ya te comenté en el pasado artículo que una persona enfadada es en realidad una persona que sufre. Lo que ocurre es que expresa ese enfado culpabilizando a los demás por sentirse como se siente. Así que las personas reciben un mensaje agresivo y ante una agresión, las reacciones posibles son el contra-atacar, someterse a la agresión o huir. En cualquier caso, la respuesta está a las antípodas de la escucha, la atención y la empatía, que es lo que necesita una persona que está enfadada.

¿Cómo sería enfadarse diferente? Recuerda que lo que quiero conseguir es expresar mi sufrimiento de forma que no sea percibido como una agresión. Para que esto ocurra hay que hacer un cambio de paradigma. La propuesta es cambiar de:

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Cómo transformar la basura tóxica emocional en abono: la ecología emocional

EnfadarseHoy quiero hablarte del enfado. Cuando me dejo llevar por la ira primero es un alivio, pero luego se puede convertir en vergüenza y culpa cuando me doy cuenta de los efectos perjudiciales que ha tenido la forma como he liberado esa rabia sobre los demás. Así que se me presenta un dilema. Por un lado, enfadarse es liberador porque me permite expresar algo que está muy vivo en mi. Pero por otro lado, si quiero cuidar la relación con las personas debo reprimirlo para evitar el daño que puede causar en los demás la expresión de mi ira. Así que me pregunto. ¿Habría alguna forma de expresar mi rabia a la vez que soy respetuoso con los demás? ¿Puedo convertir los insultos y la violencia verbal contra los otros en algo a favor de la vida? En definitiva ¿Podría enfadarme de una forma ecológica? Mi respuesta es que sí.

¿Porqué me enfado?

Antes de entrar en materia me gustaría explicarte que normalmente me enfado con alguien porque pienso que no ha actuado de la forma que debería. Rechazo su forma de actuar, la califico como errónea y perjudicial y exijo que se comporte de la manera que yo considero como correcta y aceptable.

El enfado también indica que culpabilizo a la otra persona por la forma en que yo me siento. Por ejemplo, si me enfado porque el otro no es comprensivo conmigo indica que estoy exigiendo comprensión y como no la recibo provoca que yo me enfade. Si el otro es la causa de mi enfado significa que es culpable de que yo me sienta mal por lo que se merece un castigo. Así que el enfado puede ser un mecanismo de defensa y de ataque al mismo tiempo.

El problema de esta forma de entender la situación es que la expresión no respetuosa de mi enfado como una forma de castigar se convierte en una forma legítima de actuar. Sin embargo, cuando castigo causo dolor y eso puede dañar la relación. Si valoro esa relación es cuando aparece la vergüenza o el sentimiento de culpa.

También quisiera decirte que siendo no respetuoso con el otro consigo mi objetivo de hacerme respetar. Sin embargo, puede pasar que el otro actúe sólo para evitar el dolor que causa mi forma no respetuosa de expresar la rabia, pero que no se mueva por un verdadero deseo de contribuir a mi bienestar. Entonces, yo me pregunto, ¿es eso lo que quieres? ¿No preferirías que el otro actuara con la voluntad de buscar tu bienestar en vez de que actuara sólo para evitar el dolor de tu castigo? En definitiva ¿te gustaría poder enfadarte de otra forma?

Transfomando la basura emocional en abono

Mi propuesta es que te enfades de una forma diferente. Así que te voy a hacerte una propuesta para que lo pruebes y me digas.

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Munch, Van Gogh y la forma en la que vemos el mundo.

Estas vacaciones he pasado unos días en Noruega. Entre otras cosas, he visitado el Museo Munch en Oslo. Hacían una exposición temporal en la que se comparaba la obra de este pintor Noruego con otros pintores y mi estancia coincidió con la comparativa entre Munch y Van Gogh. Al principio de la exposición se mostraba … Leer más

Las vacaciones y vivir el presente

Estimado lector, estoy ya de vacaciones y mi ritmo de escritura va a bajar hasta mi regreso: es momento de descansar. Quiero aprovechar estos días para bajar el ritmo y saborear cada pequeño momento. Así que este es mi propósito para este periodo de descanso: vivir cada momento presente como el único posible, sea el que … Leer más

Las emociones desagradables: 4 pasos para gestionarlas

Hay muchas cosas que los seres humanos tenemos en común y hoy quiero hablar de una de ellas: las necesidades y valores universales. La Comunicación NoViolenta denomina así a aquello que es indispensable para el ser humano. Efectivamente, una persona, no importa de que sexo, edad, raza o cultura sea, necesita para vivir y desarrollarse, seguridad … Leer más

¿Qué significa eso de ser un Guerrero Pacífico?

Hace un tiempo vi un programa por televisión en el que hablaban personas con enfermedades neurodegenerativas, que tenía por objeto recaudar fondos para la investigación de esta clase de enfermedades. Hubieron muchos testimonios que me conmovieron. Sin embargo hubo una persona que dijo algo que me llamó mucho la atención. Dijo algo parecido a lo siguiente:

«Yo para tirar adelante con mi enfermedad seguí el consejo de una persona que me dijo: No luches contra la enfermedad. Vive con ella y hazte su amigo

¿Cómo es posible que el mejor consejo que puedes seguir es que te hagas amigo de algo que te está matando? Es parecido a aquello de «Ama a tu enemigo«. Lo siento, pero me resultaba muy difícil de entender. Sin embargo hay personas que eso de «amar a su enemigo» les ha ido bastante bien. Me vienen a la memoria los ejempos de Nelson Mandela, Martin Luther King,  Gandhi… y seguro que también de muchas otras personas que no conozco que han seguido el mismo camino. ¿Porqué puede ser esa una buena manera de lidiar con tu enemigo? Si me acompañas hoy voy a tratar de darte mi visión y te explicaré qué es lo que tiene que ver el Guerrero Pacífico.

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El efecto sedante de lo habitual: la felicidad, la brújula y el destino

ASCENSOR ANTIGUO REFORMADOEl otro día me ocurrió una cosa que me ha hecho reflexionar. A media mañana recibí un mensaje de un amigo con el que había quedado para visitarle por la tarde, que me decía lo siguiente. «Están revisando el ascensor de casa y lo más probable es que cuando tu llegues no esté operativo

Hay que tener en cuenta dos cosas. La primera es que vive en un ático y la segunda es que voy en bicicleta. Es una de estas plegables y siempre la llevo conmigo así que las perspectivas eran subir la bicicleta (pesa 12 kilos) por la escalera hasta el ático. ¡Uffff!

A medida que se acercaba la hora de la visita no podía evitar el agobio al pensar que tendría que hacer el esfuerzo de subir a pie con la bicicleta a cuestas. Total, que cuando llegué a la portería no estaba de muy buen humor. Plegué la bicicleta y me planté delante del ascensor. No había ningún cartel avisando que estaba fuera de servicio así que pulsé el botón de llamada, sólo para probar.

Se escuchó un ruido, se iluminó el indicador y el ascensor empezó a descender: ¡Funciona! ¡Qué alegría! Ya no tenía que subir a pie con la bicicleta todos los pisos hasta el ático. Mientras subía en el ascensor y experimentaba esta alegría me di cuenta que lo que estaba pasando en esos momentos no era en absoluto diferente a lo que me había pasado todas las veces que había tomado el ascensor de esa casa, que eran muchas. Sin embargo era la primera vez que este mismo hecho suponía una alegría indescriptible. Si el hecho es el mismo, ¿qué es lo que lo había hecho diferente?

Creo que está claro que lo que hace diferente el hecho es mi interpretación sobre lo que ocurre, es decir, lo que convierte una cosa normal en una cosa extraordinaria motivo de alegría es lo que yo pienso acerca de hecho, concretamente mis expectativas.

El efecto sedante de lo habitual

Mi día a día, y supongo que el tuyo, esta lleno de hechos normales en el sentido que son habituales. Esa cotidianidad hacen que me impida ver lo extraordinario que hay en algo a pesar que eso sea habitual, o que quizás, a pesar de ser normal, no por ello es digno de mi admiración.

Sino fíjate bien en el montón de hechos normales que se producen desde que te levantas. Por ejemplo darle a un botón y que se encienda una luz parece algo simple pero, ¿tienes idea del montón de cosas que hay detrás de eso para que sea posible? Para que esto pase tiene que haber una central eléctrica que produce la energía, un sistema de transporta de alta y media tensión, un sistema de cableado de distribución desde esas subcentrales hasta tu casa y en tu casa debe haber una instalación eléctrica. Y para que una central exista alguien la ha tenido que diseñarla y un montón de gente ha tenido que construirla. Y el que lo ha diseñado previamente a tenido que estudiar durante muchos años. Y lo que ha estudiado esa persona es a la vez fruto de un montón de generaciones anteriores que han desarrollado todos esos conocimientos. Cada elemento de la cadena, a su vez forma parte de otra cadena, que también forma parte de otra … y así «ad infinitum».

Así que no es lo mismo que algo sea habitual a que sea normal. De hecho si lo miro con la perspectiva de lo que ocurre en el mundo puedo decir que hay un montón de países y un montón de personas para los que este hecho tan normal no es en absoluto habitual.

Esto es lo que yo llamo el efecto sedante de lo habitual. Las cosas que pueden llegar a considerarse extraordinarias, con el tiempo dejan de serlo por el simple hecho que se conviertan en habituales. Esto ocurre no sólo con las cosas que nuestra sociedad nos pone al nuestro alcance sino que también ocurre con las cosas que adquirimos y con los objetivos personales y profesionales que conseguimos. Incluso pasa en el aspecto relacional.

En el momento de conseguir aquello que tanto deseábamos, somos felices, pero una vez conseguido se convierte en algo habitual, y el efecto sedante de lo habitual, convierto aquello que era tan maravilloso y extraordinario en normal. ¿Donde quedó la felicidad?

La ventaja de este mecanismo es que me impulsa a conseguir más y más cosas y por lo tanto a progresar y en definitiva a ser feliz. Sin este impulso hacia la felicidad es al mismo tiempo una fuente de insatisfacción permanente porque cuando alcanzo eso que me hacía feliz, por el efecto sedante de lo habitual, hace que quiera otras cosas. ¿Cuando descansaré? ¿Donde está el límite? ¿Cuando podré ser feliz?

La felicidad, la brújula y el destino

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